Frente al número 216 de la calle Chihuahua, en la colonia Roma, amanece todos los días un México chiquito. Desde que Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente de la República, estableció su casa de transición, lo visitan desde deportistas, activistas sociales, vecinos funcionarios del actual gobierno, hasta altos funcionarios de gobiernos extranjeros, embajadores y excontrincantes electorales.
La gente hace largas filas afuera de la casa. Entregan a Leticia Ramírez (enlace ciudadano de López Obrador) sus currículums, copias de demandas contra autoridades, cartas de agradecimiento y hasta pan. Lety pregunta cada uno de los casos, recibe los documentos y en la esquina superior izquierda de las hojas anota nombre, número telefónico y correo electrónico para contactarlos. Otros insisten en agendar una audiencia o, cuando menos, felicitar personalmente al candidato por su triunfo.
Quienes asisten no les importa que sus peticiones no puedan ser atendidas hasta después del 1 de diciembre y dada la demanda; agendan con tiempo sus audiencias.
Francisco Vargas Carrillo viajó desde la una de la mañana en autobús desde Lázaro Cárdenas, Michoacán, para pedirle a López Obrador que lo ayude a él y a 42 de sus vecinos a recuperar los créditos de sus viviendas. Llegó a la casa de campaña cerca del medio día, entregó las quejas que presentaron al INFONAVIT en 2015 y a los 10 minutos inició su viaje de regreso.
Ellos saben que él aún no es presidente electo, que las respuestas seguirán siendo promesas, pero, “si ya me esperé dos años, más de dos años, cuatro años, qué más da que me espere cuatro meses”.
Pero no todo son peticiones, también hay quien entrega sus propios proyectos de nación, o incluso modelos científicos para mejorar la salud, como el caso de Rocío, científica en el departamento de investigación del Hospital Regional 1º de Octubre del ISSSTE, que llevó un nuevo modelo para diagnosticar enfermedades crónico degenerativas. El plan ya se lo había presentado al secretario particular de José Narro Robles, titular de la Secretaría de Salud, pero nunca recibió respuesta.
Como máximo esperan 10 minutos en la fila. Los que tienen fe dan media vuelta y confían en que Lety le hará llegar sus solicitudes, cartas, proyectos a Andrés Manuel López Obrador; pero los ateos regresan cada semana, para meter presión y recibir respuestas terrenales.
Después de que el PRD ignoró a Mauricio porque no tiene familiares dentro del partido, decidió audicionar para la liga de Morena, pues “tal vez Andrés Manuel sí deja entrar a los mortales”, dice. Por si las dudas, el joven de 24 años va cada semana a la casa de transición para checar si ya tienen una respuesta a su solicitud de empleo.
TRAS LAS REJAS
Cada tarde se arremolinan en la entrada manifestantes, pejefans y reporteros para escuchar la conferencia de las dos de la tarde. Señoras de la tercera edad reprochaban a los comunicadores su derecho para entrar a la casa de transición. Los más vivos decían trabajar en medios inexistentes y los pocos, les piden a los reporteros que les tiren paro. “Préstame tu credencial para pasar”, le dijo un hombre de mediana edad a una reportera.
Ante estos incidentes, se organizaron cuatro filas en las inmediaciones del 216. A la izquierda los peregrinos; a la derecha: una para los camarógrafos, otra para los fotógrafos y una más para los reporteros. Así, el centro quedó libre para los amlovers que gustan de presenciar la habitual conferencia.
-¿Y la delegación Cuauhtémoc?
-Ya va a venir un nuevo delegado, respondió Andrés Manuel López Obrador a sus vecinos.
-¿Y nosotros?, preguntaron los activistas de Esperanza Animal.
-También ya los escuché. Lety los va a atender, ella es de toda mi confianza y va a ser la directora de Atención Ciudadana Nacional en la Presidencia.
Al finalizar la conferencia, el dueño de la fonda de la esquina lleva un pedido de chiles en nogada, puchero y arroz con leche para Andrés Manuel López Obrador. “A las dos y cuarto ya se la tenemos lista y los huevos motuleños también los llevamos de aquí todas las mañanas”. Así, se encierra en su oficina y sigue despachando a los miembros de su gabinete hasta las ocho de la noche.
PEJE TURISMO
A las tres de la tarde la oficialía de partes termina sus labores, pero continúan las visitas turísticas. Llegan parejas de novios y posan un beso con la casa de la cuarta transformación como fondo. “Estoy frente a la casa de AMLO. Mira (mientras toma una selfie)”, también comparten para los curiosos.
Los franceses tampoco se han resistido a la tentación y el día que ganaron el mundial de futbol festejaron el triunfo al son del cielito lindo, mientras levantaban una reproducción de la copa del mundo y lanzaban besos y vivas para López Obrador.
Y como entre la afición no podía faltar el deporte favorito del tabasqueño, Juan Castro, exjugador de los Dodgers, fue a regalarle unas fotografías autografiadas a Andrés Manuel López Obrador y “echarse una platicada”.
Con tantas visitas, hasta de embajadores chinos, cancilleres canadienses y el mismo Michael Pompeo, secretario de Estado de E.U; los comerciantes vieron su agosto. Pueden encontrar desde los mangos con chile hasta el último libro de Andrés Manuel López Obrador, ¿y por qué no?, puede llevar la playera del recuerdo.
PEJEHATERS
Pero no a todos les ha hecho gracia la popularidad del nuevo vecino de la Roma. La vecina de enfrente ya pegó letreros en los que prohíbe sentarse a la orilla de las plantas o cometer actos que atenten contra la civilidad. Y como mujer prevenida vale por dos, la también conocida como Lady vecina, se asoma al balcón de su ventana para vigilar el buen comportamiento de los reporteros y visitantes.
Como la seguridad también preocupa a los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, hace unos días, un pintor, un músico y una ama de casa instalaron un altar frente a la casa de transición, para que “la Morenita”, cuide al político tabasqueño como lo hace con todos sus hijos.
“Andrés no estás solo, presidente, México está contigo y la Morenita. Te queremos”, colocaron sobre el altar improvisado.
Ya entradas las ocho de la noche, López Obrador parte en el jetta blanco, se despide de quienes lo esperaron solo para tomarse una foto o para presentarle personalmente su caso. Algunos no se pueden abrir entre los camarógrafos y mañana regresarán con la esperanza de ver al futuro presidente de la República.