El aplomo, guardar la calma, fue un rasgo que salvó a adultos mayores de morir o ser parte de la lista de heridos del terremoto de 7.1 grados en escala de Richter. Fue incluso este sector de la población que consoló y dio aliento a los más jóvenes. En el asilo casa Betti algunos de los 76 de ancianos vieron desquebrajarse algunas paredes, pero siempre mantuvieron el orden. Este sector es uno de los más vulnerables de la Ciudad de México.
La sacudida del pasado 19 de septiembre ya la habían vivido hace 32 años. Fue déjà vu. En entrevista con El Sol de México, Arturo Soto, quien ha participado en diferentes ocasiones dando apoyo emocional a personas de casa para adultos mayores, comentó: “Es increíble la fortaleza de estos ancianos”, dijo.
En tanto, Irma, de 82 años y vecina de la colonia Centro, aun con su cansada edad, estuvo en las actividades ayer afuera del Metro Doctores, donde ella “se alquiló”, para servir comida, y ayudar a preparar tortas que transportó en el trolebús que pasa sobre Eje Central.