* El exceso de tuberías de gas, la fragilidad sísmica, lamala planeación urbana y la falta de prevención ponen en riesgo ala Zona Metropolitana de Guadalajara
Víctor Chávez Ogazón/ El occidental
La Zona Metropolitana de Guadalajara es “una bomba detiempo”, denuncian investigadores de la Universidad deGuadalajara (UdeG), que afirman que el fantasma de una tragediacomo la de las Explosiones del 22 de abril hace 25 años permaneceen el ambiente, ante el exceso de uso de tuberías de gas naturalpor la ciudad, la fragilidad sísmica del área, la malaplaneación en el crecimiento de la ciudad y la falta deprevención.
Factores diversos potencializan el riesgo y Jalisco parece nohaber aprendido la lección de las Explosiones del 22 de abril de1992. La ciudad sigue creciendo de forma desorganizada, lo cualrepresenta condiciones propicias para un gran desastre. Y a esto sesuma la falta de prevención en materia de Protección Civil,resaltan tanto especialistas de la Universidad de Guadalajara(UdeG) como sobrevivientes de la tragedia, quienes lamentan que sesigan privilegiando intereses económicos por encima de laseguridad de las personas.
“Hay gente que tiene vivo el recuerdo del 22 de abril, pero amuchos ya se les olvidó. Un nuevo desastre comienza cuando seolvida el último”, lamentó el jefe del Departamento deGeografía y Ordenación Territorial del Centro Universitario deCiencias Sociales y Humanidades (CUCSH), maestro Carlos SuárezPlascencia.
Destacó que esto se refleja en los ocho municipios que integranla Zona Metropolitana de Guadalajara, donde “tenemos inundacionescada año, más por la mala planeación. Tenemos peligros de origenquímico. Las empresas utilizan gas natural, poniendo cada vez máslíneas y en una ciudad con riesgos de sismos intensos, es comojugar a la ruleta rusa”.
Señaló que un sismo intenso rompería las tuberías de gas,agua, drenaje y subiría a las calles: San Francisco, Tokio,Oakland o Los Ángeles han sido afectadas por incendios oexplosiones de gas natural derivadas de terremotos intensos. Eso sepodría replicar en Tlaquepaque, El Salto y parte de Zapopan. ElGeógrafo aseguró que desde diciembre de 2015, hay enjambressísmicos que han sido ignorados, pero deberían ser señal dealerta de que se repita un terremoto como los de 1875 o 1932.
PREVENCIÓN QUE FLAQUEA
Se reconoce por los catedráticos que Jalisco ha tenido avancessustantivos en materia de protección civil con la elaboración deprotocolos, al contar con elementos calificados para labores derescate y la creación de servicios de intervención en crisis,pero el gran pendiente sigue siendo la cultura de la prevención.El jefe de la Unidad de Protección Civil de la UdeG, licenciadoDiego Ernesto Ruiz Navarro, indicó que este problema no esexclusivo de Jalisco, sino de todo México: “La gente cree que eltema de los desastres es algo lejano, algo exclusivo de laspelículas, las series de televisión o de los países extranjeros.Pero tenemos que ser sensibles de que las emergencias estánlatentes y son parte de la vida cotidiana”, reflexionó.
SIN CULPABLES
Además, no hay culpables, ni hoy ni ahora, el caso más claroal respecto es el relacionado a las Explosiones del 22 de abril de1992.
Lilia Ruiz Chávez, presidenta de la Asociación Civil 22 deAbril, vivió de cerca la tragedia de 1992. Encabezó la lucha porconseguir justicia y apoyos económicos para las víctimassobrevivientes. A un cuarto siglo de lo ocurrido, lamenta que nohaya ningún culpable tras las rejas. Para ella, aún falta muchopor hacer.
“No hay prevención de desastres. No hay nada que evite quelas personas sean dañadas cuando hay algún sismo, un huracán,todo eso que hemos visto pasar en nuestro país. Y la gente siguemuriendo”, apuntó.
La justicia además implica apoyo para todos. Hay otros grandespendientes para con los damnificados. Faltan víctimas porincorporar a un fideicomiso de ayuda y aunque en el Gobierno deJalisco les prometieron un millón de pesos anualmente, hasta ahorasólo han cumplido con una entrega. El dinero se acaba.
“Nadie sabe, nadie supo. El robo de gasolina sigue a la ordendel día. Los muertos por la extracción y robo de gasolina siguen.Igual que en 1992, siguen la impunidad, la negligencia y lacorrupción. En este país no pasa nada. Lo que sí ocurre es queha habido muchísimos muertos, mucha sangre, mucho dolor en muchoshogares y supongo que mucho dinero en otros”, concluyó.