La familia de Verónica Guadalupe Benítez Vega, estudiante de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, libró una lucha titánica contra el Estado para que su crimen fuera reconocido como feminicidio por las autoridades judiciales mexiquenses.
Sin embargo, ahora temen que el homicida y esposo, Luis Ángel Reyes, quien ya fue sentenciado a 55 de años de cárcel, con argucias legales de sus defensores, volteen el caso y él pueda obtener la libertad con un recurso legal gracias a la supuesta amistad que, aseguran, tener con magistrados del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México.
Su papá, Jesús Benítez, señaló que teme que esto se haga realidad, “pero lo único que queremos nosotros es que se haga justicia”, y aseguró que los peritajes demostraron que su hija no fue asesinada por dos personas que quisieron quitarle a su bebé, como afirmó el esposo.
EL CASO
Verónica Guadalupe fue encontrada sin vida el 6 de julio de 2017 en San José del Vidrio, Estado de México, con 17 heridas por arma blanca y golpes de un tabicón.
Su esposo, en sus primeras declaraciones reportó que habían sido víctimas de un intento de secuestro de su bebé, pero cayó en contradicciones y en los peritajes se descubrió que la víctima se había defendido y arañó a su agresor.
La piel que estaba en las uñas de la víctima era precisamente de Luis Ángel Reyes, a pesar que en principio se dijo que él mismo se había infringido las heridas para tener una coartada.
No obstante, dos personas que pasaron por ahí vieron que su esposo la golpeaba, junto con su mamá, justamente en la escena del crimen y el día de los hechos. Además, la señora alteró la escena del crimen, le quitó el celular a la víctima.
Además, el homicida fue apoyado por maestros de la escuela, donde trabajaba su mamá, quienes lo ayudaron a quitarse la ropa manchada de sangre, a lavarse y le prestaron un chaleco, lo cual fue observado por alumnos del quinto y sexto año de primaria.
Otra prueba en contra de Luis Ángel fue que Verónica Guadalupe tenía en su cuerpo dos trozos de metal, que correspondían a los cuchillos que usaba para la preparación de alimentos.
“Pero afortunadamente los peritos de la procuraduría, muy disciplinados y estudiosos, me sorprendieron, porque yo pensé que de ahí podría venir el fallo, todo lo hicieron perfecto, pero el problema está en los Ministerios Públicos”, comentó el padre de la víctima.
DOS AÑOS DESPUÉS
A casi dos años del feminicidio, precisó que no está resignado, porque era la hija más chica, "que ya nada es igual y mucha gente te dice échale ganas", pero su hogar y su familia están destrozados, “ya perdimos parte de nuestra vida, ya no va a ser igual”.
Originarios de San José del Vidrio, Estado de México, donde se cometió el crimen, informó que les costó mucho que las autoridades lo reconocieran como feminicidio y que los cinco agentes del Ministerio Público (MP) ponían trabas para todo, rechazaban incluso hacer reconstrucción de hechos.