Cuando era apodado “El Gordo Paz”, Adán Ochoa era el encargado de tener el control de las bodegas donde el Cártel Santa Rosa de Lima guardaba los vehículos que robaba, la droga que recibía para vender en el estado, el hidrocarburo que extraían de tomas clandestinas y era también el que sabía cuáles ductos había que picar, a qué hora y en la zona en que debía cometerse el robo de hidrocarburo; es decir, era el operador logístico de la agrupación criminal.
De acuerdo con fuentes de la Fiscalía General de Estado, no había otra persona mejor informada de cómo operaba el Cártel Santa Rosa de Lima que “El Gordo Paz”, quien comenzó a ser conocido como “El Comandante Azul” tras la detención de “El Marro” y luego simplemente como “El Azul”, esto derivado por el color con que pintaban la droga Cristal que el grupo criminal que vende en el estado.
“El Gordo Paz” era aparentemente el único colaborador cercano de “El Marro” que quedaba en libertad, pues El Tortugo, El Miclo, El Chinola y El Mamey, todos ellos integrantes de ese círculo allegado al presunto líder huachicolero, habían sido detenidos.
Cuando inició el operativo “Golpe de Timón”, en marzo de 2019, “El Gordo Paz” fue identificado como gente cercana de “El Marro”, pues las autoridades estatales tenían en su poder una fotografía de ambos durante unas vacaciones en Mazatlán, ocurridas en 2017, justo el año en que el Cártel Santa Rosa de Lima le declaró la guerra al Cártel Jalisco Nueva Generación a través de un video protagonizado por el propio líder huachicolero y donde por cierto en la primera línea y detrás de éste aparecía el hombre que más tarde fue identificado como Adán Ochoa, “El Azul”.
Según las fuentes de la Fiscalía General del Estado, “El Azul” comenzó a hacerse cargo de ordenar las matanzas tras la detención de “El Marro”, pues anteriormente su trabajo era de coordinar la logística del grupo criminal.
No obstante, al poco tiempo “El Azul” fue conocido por lo sanguinario que se tornaron los asesinatos presuntamente ordenados por él, pues a este personaje se le atribuyen el multihomicidio ocurrido en el centro nocturno “La cabaña del toro” y el asesinato de cinco personas ocurrido en un velorio, ambos en el municipio de Jaral del Progreso, así como los homicidios ocurridos en la comunidad de Juan Martín, en Celaya, donde el Cártel Santa Rosa de Lima inició una incursión violenta para terminar con sus rivales que tenía ubicados en esa zona.
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