Ecopetrol, la petrolera colombiana, es blanco de ataques a sus ductos por parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y los Grupos Armados Organizados Residuales, así como le roban combustibles como gasolina, diesel y hasta petróleo las bandas criminales para usarlo en la producción de cocaína en la selva.
“En el Campo de explotación de hidrocarburos Tibú, —ubicado en el departamento Norte de Santander que está en la frontera de Colombia y Venezuela—, se presenta la constante presencia de grupos al margen de la ley que irrumpen en los 570 kilómetros de líneas del Campo Tibú y extraen el hidrocarburo, que es sometido a una destilación artesanal para producir el pate grillo”, asegura Eveling Dayana Rodríguez Escalante, investigadora de la Universidad de Libre seccional Cúcuta.
El pate grillo es una sustancia, de poca consistencia, que es usada en el proceso de elaboración de la cocaína en la selva colombiana, revela la investigación realizada por la ingeniero industrial a la que tuvo acceso El Sol de México.
Las pérdidas por el robo de combustibles a la petrolera colombiana en los centros de producción y transferencia, que opera la estatal petrolera en Norte de Santander, superaron los 3 millones 590 mil dólares, calcula el estudio de monitores de las afectaciones ambientales.
Un pasivo tan elevado que repercute en la disminución de la inversión social y frena la expansión de esta actividad económica que genera 735 empleos, directos e indirectos, en el departamento donde se ubica el campo de explotación de hidrocarburos Tibú, agrega la investigadora Rodríguez Escalante.
SIGUE LA AFECTACIÓN
El apoderamiento de hidrocarburos es un delito que sigue afectando la infraestructura de transporte de Ecopetrol, donde la modalidad más utilizada es la conexión de válvulas ilícitas, recuerda Casa de Bolsa SCB.
En 2017 se detectaron 812 válvulas ilícitas, un crecimiento de 30.7 por ciento frente a la registrada en 2016 debido al aumento de afectaciones en el sur del país, explica en un reporte la filial de la la comisionista de bolsa de Grupo Aval.
A octubre de 2018, habían sido detectadas unas mil 277 válvulas ilícitas en la red de ductos de Ecopetrol.
“Para mitigar el efecto negativo de estas conexiones, Cenit y Ecopetrol han pactado convenios con la Fuerza Pública y con las entidades del Estado que permiten que este delito sea judicializado”, explican en Casa de Bolsa.
Además, Ecopetrol sigue instalando tecnologías que permiten la detección de válvulas ilícitas, buscando una rápida respuesta de la compañía y la Fuerza Pública.
PROCESO ARTESANAL
El hidrocarburo para la producción de cocaína en el municipio de El Tarra es traído desde el municipio de Tibú en donde aproximadamente hay 8 válvulas o refinerías ilegales, en donde suelen camuflarse en la maraña de la selva y que desemboca en una piscina artesanal, comenta Lina Paola Santos García, investigadora de la Universidad Francisco de Paula Santander Ocaña (UFPSO).
“Ahí se sustrae el petróleo y lo refinan artesanalmente para convertirlo en pategrillo dado su nombre al sonido que hace el crudo al pasar por el oleoducto comparado con el producido por los grillos machos, debido al raspado de las alas anteriores y de las patas posteriores, combustible que es empleado en el procesamiento de la pasta de coca”, explica Santos Garcías.
Para el procesamiento de hoja de coca se necesita cemento, combustibles, permanganato de potasio, ácido sulfúrico, soda cáustica, agua, amoníaco, bicarbonato de sodio.
“Luego del raspado de la hoja de coca, se procede a llevar al laboratorio o cambuche en donde se comienza picando con máquina o guadaña, se le adiciona cemento, cal, sulfato de amonio y con la ayuda se los obreros de patea la mezcla para una mejor homogeneización de la misma”, agrega la ingeniero ambiental de la UFPSO. Después se deposita en una caneca de 60 kilos para mezclarla con la gasolina refinada y se deja en descanso 40 minutos. En otro recipiente se prepara agua más ácido y se adicionan las hojas sedimentadas anteriormente, se repite el proceso, seguido de la adición de permanganato de sodio y se mezcla y se comienza a filtrar la mezcla para dejarla reposar un tiempo y sedimente.
A estas aguas mezcladas se le adiciona amoniaco y se empasta la mercancía o pasta base de coca.