Si el México de las últimas semanas fuera un libro se ubicaría entre los bestseller de la novela negra.
No tendremos crecimiento económico para el 2020 pero al menos sí se está cocinando un drama con elementos dignos de las plumas de Stieg Larsson, Dan Brown o Conan Doyle: héroes y mafiosos, soplones, prófugos capturados, abogados habilidosos, mercenarios a sueldo, asesinatos sin resolver, corrupción desnuda y filtraciones escandalosas.
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La novela empieza así. Un exfuncionario público del más alto nivel, al que llamaremos Emilio "N", regresa a México extraditado y con un arreglo político bajo la manga para relatar las entrañas de la corrupción pasada; un hecho inédito en el régimen mexicano, caracterizado por el silencio y la complacencia.
Según los dichos de Emilio "N", durante el sexenio pasado un "aparato organizado de poder se alejó del derecho para establecer diversos hechos". Las acusaciones y filtraciones llegan a los más altos niveles de la burocracia pasada para salpicar al expresidente mismo, quien se encuentra exiliado en el extranjero.
En ese contexto eléctrico se difunde de manera anónima un video en el que aparecen extrabajadores del senado mexicano contabilizando fajos de billetes para guardarlos en maletas negras con destino incierto.
Los presuntos corruptos están relacionados al PAN, principal fuerza opositora del régimen y simpatizante con corrientes de derecha, algunas de ellas radicales.
El actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, es un caudillo con larga brecha en la política mexicana de izquierda y que por fin accedió al poder en las elecciones pasadas. Esto, no sin despertar la animadversión de grupos ligados al crimen, empresa y política que han visto sus intereses alterados.
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Aunque con profundo raigambre popular, el nuevo gobierno no ha logrado entregar resultados claros en materia económica y de seguridad pública, mientras una pandemia mantiene postrado al mundo entero. La lucha contra la corrupción es de las pocas arenas en las que se percibe un avance durante este gobierno necesitado de éxitos, por lo que el Presidente no duda en señalar que dicho video "muestra la inmundicia del régimen de corrupción".
Irónicamente, hace algunos años precisamente un video con funcionaros cercanos a López Obrador recibiendo fajos de billetes fue utilizado por los poderosos del país para evitar su camino a la presidencia.
Días antes del explosivo video Luis Miranda Cardoso es encontrado asesinado en su domicilio, padre de un exfuncionario de primer nivel del gobierno anterior. El presunto asesino es capturado y más tarde encontrado muerto en su celda. Autoridades afirman que el individuo se quitó la vida.
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Aunque los hechos antes descritos no puedan ser conectados entre sí con precisión, el país cuenta con una complicada historia de asesinatos políticos y corrupción al más alto nivel.
Se establece así, con la venia del gobierno actual, un contexto de turbiedades políticas, incertidumbre y perspicacias criminales que mantienen dividida a la opinión pública entre enemigos mortales del régimen o serviles aplaudidores.
La justicia y el debido proceso quedan relegados a las notas del autor, aquellas que nadie lee porque no les entiende o por aburridas. "La carnita", como le decimos los periodistas, está en otro lado.
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¿Qué historias falta por contar Emilio "N"?, ¿cómo van a defenderse los videograbados y sus cuates?, ¿qué otros personajes saldrán salpicados?, ¿cuánto dinero público se ha perdido en el estiércol de la corrupción?, ¿quién va a votar por el PAN en las intermedias sin culpas?
Y más importante: ¿quién se atreverá ahora a levantar la mano contra la presidencia con esteroides?
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