El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, hizo un llamado a combatir el discurso machista para poner fin a la violencia de género contra las mujeres, al tiempo en que subrayó que el discurso de odio no está protegido por la Constitución. Lo anterior, al encabezar la inauguración de la reunión anual del Capítulo México de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas, donde destacó que los acontecimientos registrados en los últimos días acreditan de forma muy importante que las palabras matan.
Zaldívar destacó la necesidad de cambiar el paradigma para evitar que costumbres que están arraigadas sigan imperando en el Poder Judicial de la Federación porque todas las mujeres merecen el mayor de los respetos.
“No queremos, que en unos años salga un cantante famoso a decir que en sus tiempos así se acostumbra y que estaba bien” enfatizó.
El también titular del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) alabó la llegada a la Suprema Corte de la Ministra Yasmín Esquivel, quien por su trayectoria es obvio, que también se encuentra claramente comprometida con esta agenda en beneficio de las mujeres.
“Es importante impulsar los cambios necesarios para que las mujeres tengan un pleno desarrollo en todas las esferas y actividades públicas y privadas de nuestro país, requerimos antes que nada generar un cambio cultural porque me parece que el tema de la mujer insertada en el mundo contemporáneo exige, antes que nada, replantearnos ciertas cosas que hemos dado por supuestas y que nos van generando una serie de estereotipos que no son los más acordes a la igualdad entre las personas”.
Por eso –dijo- la Suprema Corte mexicana ha dicho que el discurso de odio no está protegido por la Constitución. Y un discurso de odio es el discurso machista, el discurso que humilla y genera en la mujer como si fuera un objeto de pertenencia de los hombres del cual podemos usar con absoluta libertad.
“Este discurso machista tiene que ser combatido de manera decidida porque es a partir de ese discurso, de esos estereotipos, en que los hombres nos sentimos con derecho de abusar de la mujer”, exclamo.
Puso de ejemplo que si una mujer fue violada, no ponemos el énfasis en el violador sino en que, si la mujer estaba alcoholizada, si usaba minifalda y qué hacía afuera de su casa a las diez u once de la noche; ese discurso genera violencia y tenemos que acabar con él, pero en los extremos tenemos este discurso de odio, pero en los medios tenemos un discurso machista, muy sutil que casi no se nota y que como no se nota es sumamente perverso.