Otro testigo clave presentado durante el juicio de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública de México, es Tirso Martínez Sánchez, conocido como El futbolista o El mecánico, quien rindió su testimonio este miércoles.
Frente al juez Brian Cogan, Martínez narró sus nexos con el exfuncionario mexicano acusado de narcotráfico, sin embargo, fueron tachados de rumores y de ser una "pérdida de tiempo".
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Pese a ello, El futbolista tiene importantes antecedentes criminales, pues además de trabajar para diversos cárteles mexicanos, fue testigo también en el juicio de Joaquín El Chapo Guzmán.
¿Quién es Tirso Martínez Sánchez?
Tirso “El Futbolista” Martínez Sánchez fue un distribuidor de cocaína en Estados Unidos para cárteles de la droga de México desde 1999, según información de las autoridades.
El 2 de febrero de 2014 fue detenido por la Policía Federal acusado de tener vínculos con los cárteles de Amado Carrillo Fuentes, los hermanos Beltrán Leyva y otros grupos de origen colombiano.
El modus operandi de este narcotraficante consistía en enviar a EU cargamentos de droga procedente de Colombia a través de una elaborada red de transporte que incluía trenes, camiones y otros vehículos.
Ya en Estados Unidos, la droga se repartía en centros de distribución ubicados en Los Ángeles, Nueva York y Chicago, entre otras ciudades.
En un principio, al declararse inocente fue sentenciado a cadena perpetua, pero luego de lograr un acuerdo con la Fiscalía, en 2016, logró recibir siete años de prisión por distribución de cocaína a EU.
¿Por qué le dicen El futbolista?
Es evidente que Tirso Martínez se ganó el apodo por su afición al futbol, pero no solo fue eso, sino que utilizó el dinero que ganaba traficando para adquirir varios equipos.
Durante el juicio de El Chapo en 2018 contó que era dueño de equipos de futbol profesional en las ciudades de Querétaro, Celaya, Irapuato, La Piedad y Mérida.
El futbolista explicó que compró a los Venados de Yucatán por alrededor de 700 mil dólares y a los Reboceros de La Piedad por 2.2 millones de dólares.
En 2004 vendió al equipo de La Piedad por 10 millones de dólares, y tras pagar la liquidación de jugadores y empleados, obtuvo una ganancia de cuatro millones de dólares.
Luego de sus declaraciones, la Federación Mexicana de Fútbol compró los equipos que le pertenecieron.
También era fanático de las peleas de gallos en las que llegó a apostar cientos de dólares al día, pero también gastó en caballos, propiedades y fiestas.
De acuerdo con su testimonio, gracias a las drogas logró comprar un restaurante en Tijuana y otro en el estado de Illinois, negocios de venta de ropa, una avioneta, caballos y autos.
Con información de EFE
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