Al consultar al químico sobre el proceso de elaboración de metanfetaminas, su reacción inmediata es reír. Ipso facto, un poco perspicaz platica que la receta para “cocinar” está en internet. Y es cierto. En la red abundan portales para explicar los pasos a seguir, sustancias y materiales para producir drogas sintéticas, con la advertencia de que la información sólo es ilustrativa.
Enseguida el químico, que pide no revelar su nombre porque labora en una cadena de laboratorios farmacéuticos, describe algunos pasos de manera breve sobre la preparación de las reacciones básicas. Primero es el calentamiento a cierta temperatura y la filtración de la pseudoefedrina con ácido yodhídrico y fósforo.
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“Después se mezclan con hidróxido de sodio, éter y al final se separan. Eso también lo pasan en la serie de Breaking Bad”, hace una pausa y prosigue. “Por último se mezcla con ácido clorhídrico, se filtra, se seca y listo para consumir. Es fácil cocinar en tu casa, lo difícil es conseguir la fenilefrina, pseudoefedrina...”, concluye.
Aunque los grupos del crimen organizado se han encargado de mover estos ingredientes por los aeropuertos del país. Una de las puertas de entrada y salida de precursores químicos, al igual que estupefacientes sintéticos terminados, es el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Tan sólo en esta base aérea se han decomisado entre enero de 2007 y marzo de 2021 un total de 566 kilogramos, 24 mil pastillas y 412 bolsas y paquetes de efedrina. También 570 kilos y mil 32 litros de fenilacetato de etilo; 3.5 toneladas de ácido fenilacético; 384 kilos de fentanilo, y 557 kilogramos y 111 mil cápsulas de pseudoefedrina, de acuerdo con información del Servicio de Administración Tributaria (SAT) obtenida vía transparencia y boletines de autoridades.
No sólo eso. También se decomisaron 402 kilogramos de metanfetaminas entre 2010 y 2021, lo que representa mercancía con un valor de más de 114 millones de pesos.
Las metanfetaminas, al igual que otras drogas sintéticas de elaboración ilícita, pueden fabricarse y producirse clandestinamente con una gran diversidad de precursores, señala el informe “La metanfetamina sigue dominando los mercados de drogas sintéticas”, publicado en 2018 por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
DESDE ASIA
Un laboratorio de drogas sintéticas fue desmantelado la madrugada del pasado 28 de enero de 2021 en la alcaldía Gustavo A. Madero, Ciudad de México. Durante el operativo conjunto —donde participaron elementos de Secretaría de Marina, la Fiscalía General de Justicia de CDMX y la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina —, se aseguraron precursores químicos, drogas y un arma de fuego.
El hallazgo es una muestra de cómo en los últimos años México pasó de ser un territorio de tránsito para el tráfico de drogas sintéticas, a convertirse en un país donde se asentaron laboratorios para producirlas. El origen de los precursores es asiático, según muestran los diversos vuelos donde se realizaron aseguramientos. China y la India son los principales.
Parte de la producción de los estupefacientes es para consumo nacional, sin embargo, su destino principal es Estados Unidos.
Los traficantes de metanfetamina han variado sus rutas y siguen adoptando nuevas prácticas comerciales. En los Estados Unidos, por ejemplo, la fabricación solía llevarse a cabo en pequeños laboratorios que abastecían el mercado interno. Pero en la actualidad ese tipo de producción se ha quedado pequeño al lado de los laboratorios de tamaño industrial de México, resalta el informe World Drug Report 2020.
“La metanfetamina que se incauta en los Estados Unidos en los últimos años es cada vez con más frecuencia, metanfetamina importada, y el comercio de esa sustancia está controlado por los cárteles mexicanos”, destaca el documento.
El consumo de metas en México creció en 18 años, al pasar de una tasa de 1.2 a 10.5 pacientes por cada 100 mil habitantes entre 2000 y 2018, según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
El daño a la salud de las también conocidas como ice, cristal, azul… es un problema que se agudiza.
A corto plazo las consecuencias en la salud van desde disminución del apetito, respiración rápida, ritmo cardíaco acelerado o irregular y presión arterial y temperatura corporal elevadas, de acuerdo con el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos.
Y a largo plazo la consecuencias negativas son más graves: pérdida excesiva de peso; adicción, problemas dentales severos, comezón intensa que lleva a lesiones en la piel producidas al rascarse, ansiedad, cambios en la estructura y el funcionamiento del cerebro, confusión, pérdida de la memoria, problemas para dormir; comportamiento violento y alucinaciones.