Fue segunda fuerza política del país de 1997 a 2000 y de 2006 a 2009; estuvo a 230 mil votos de ganar la Presidencia de la República en 2006; gobernó nueve estados del país y la Ciudad de México en cuatro ocasiones consecutivas (1997, 2000, 2006 y 2012) y le dio una nueva fisonomía al sistema político mexicano desde su fundación, en 1989, luego de las polémicas elecciones de 1988.
Hoy, a 35 años de su fundación en una asamblea nacional en Oaxtepec, Morelos, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) está al borde de perder el registro como fuerza política nacional, el cual obtuvo tras la cesión que le hizo el Partido Socialista Mexicano (PSM), antes Partido Socialista Unificado de México (PSUM), antes Partido Comunista Mexicano (PCM).
Luego de que los cómputos distritales oficiales del Instituto Nacional Electoral (INE) arrojan que en la pasada contienda electoral el PRD no alcanza el 3 por ciento que establece la ley electoral para que un partido conserve su registro, dicho instituto político sólo estaría a la espera de la etapa de impugnaciones y el recuento de casillas que determine el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para definir su salvación o extinción.
Producto de la suma de fuerzas que se dio en las elecciones presidenciales de 1988, que se aglutinaron alrededor de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y del Frente Democrático Nacional (FDN), el PRD nació tras la iniciativa de congregar a todas las organizaciones de izquierda y nacionalistas, partidistas o no partidistas, en donde confluyeron desde los miembros de la llamada Corriente Democrática del PRI, quienes fueron expulsados de ese partido en 1987, entre ellos Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez; exintegrantes de grupos guerrilleros en la década de los setenta y ochenta, hasta militantes del Partido Comunista Mexicano.
A ese llamado también se sumaron expriistas como Andrés Manuel López Obrador; exguerrilleros de la Liga Comunista 23 de Septiembre, como Jesús Zambrano; líderes estudiantiles del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), como Claudia Sheinbaum; líderes sindicales universitarios, como José Woldenberg y Rosario Robles.
También, dirigentes del movimiento estudiantil de 1968, como Raúl Álvarez Garín y Salvador Martínez de la Rocca; exmilitantes del PMC, como Gilberto Rincón Gallardo, Pablo Gómez y Alejandro Encinas; líderes de los damnificados por el terremoto de 1985, como René Bejarano y Dolores Padierna, y militantes del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), como Jesús Ortega y Graco Ramírez, entre otros.
Luego de años difíciles en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, donde 500 perredistas fueron asesinados, y con una votación marginal de 8.3% en la elección federal intermedia de 1991 y de 16.5% en los comicios presidenciales de 1994, donde Cárdenas Solórzano compitió por segunda vez como candidato, en 1996 comienza el despegue electoral del PRD con la llegada de López Obrador a la presidencia de ese partido.
La reforma político electoral de 1996, que convierte al entonces Instituto Federal Electoral (IFE) en un organismo constitucional autónomo, detona, en los comicios de 1997, los primeros triunfos electorales para el PRD. En dichas elecciones ese partido gana la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal, con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato, y mete a 125 diputados federales a San Lázaro, que lo colocan como segunda fuerza política del país.
Las victorias electorales continúan en 1998, cuando Ricardo Monreal Ávila gana la gubernatura de Zacatecas, y para 1999 Alfonso Sánchez Anaya el gobierno de Tlaxcala y Leonel Cota Montaño el de Baja California Sur. También, en esos años, comienzan a tener más peso las corrientes o tribus internas del PRD, que buscan más candidaturas, más prerrogativas y más poder.
Para los comicios de 2000, Cárdenas Solórzano se convierte por tercera vez consecutiva en candidato presidencial y provoca las primeras grandes fracturas, con la salida del partido de Porfirio Muñoz Ledo, Gilberto Rincón Gallardo, entre otros. El michoacano queda en un lejano tercer lugar en esos comicios, donde se da la alternancia, con 16.6% de la votación, pero López Obrador gana la elección para la Jefatura de Gobierno capitalino.
Desde el gobierno de la Ciudad de México, López Obrador se convirtió en el nuevo líder del PRD, desplazando a Cuauhtémoc Cárdenas. En el proceso interno de 2005 para la elección de la candidatura presidencial de ese partido, el tabasqueño fue solo a la contienda y el michoacano tomó distancia de López Obrador. Los polémicos comicios de 2006, donde el PRD se quedó a 0.56% de alcanzar el poder, también dejaron a ese partido como segunda fuerza política.
El desaseo en la elección interna para elegir al dirigente nacional de ese partido en 2008, entre Jesús Ortega y Alejandro Encinas, que al final resolvió el TEPJF a favor de Ortega Martínez, así como la política de alianzas con el PAN impulsada por la corriente de Los Chuchos (Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Guadalupe Acosta, Carlos Navarrete, Graco Ramírez), fueron clave para el inicio del distanciamiento de López Obrador con el PRD.
Entre 2012 y 2018 todo se precipitó para el Partido de la Revolución Democrática. En el proceso de selección de su candidato presidencial, que se realizó en diciembre de 2011 por el método de encuesta entre López Obrador y el entonces jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, los sondeos favorecieron al tabasqueño.
La dirigencia nacional del partido, al mando de Los Chuchos, quedó inconforme y se alejó de López Obrador, quien un año antes, en octubre de 2011, había encabezado la asamblea constitutiva de Morena en el Auditorio Nacional. El tabasqueño realizó su segunda campaña presidencial con el PRD dividido. Los resultados no le favorecieron en dichos comicios, al alcanzar el 31.6% de los votos contra el 38.2% del priista Enrique Peña Nieto. Denunció fraude electoral y, el 9 de septiembre de 2012, anunció su separación del PRD tras 23 años de militancia.
Días más tarde declaró que una de las principales razones de la renuncia a su militancia a ese partido fue porque la dirigencia nacional del PRD, encabezada por Jesús Zambrano, estaba negociando con el presidente electo. En enero de 2013, Zambrano Grijalva firmaba el llamado “Pacto por México” del presidente Peña Nieto.
Para noviembre de 2014, a dos meses de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, Cuauhtémoc Cárdenas anuncia su separación del PRD por el papel que había desempeñado el partido en esos hechos, sobre todo por haberle abierto las puertas a personajes como Ángel Heladio Aguirre Rivero, gobernador de Guerrero, y José Luis Abarca, alcalde de Iguala, ambos perredistas y señalados como parte de los responsables de la desaparición de los estudiantes.
Tras los comicios federales intermedios de 2015, donde Morena compitió por primera vez en una elección, inicia la verdadera desbandada de militantes del PRD hacia el partido de López Obrador.
Los casos más significativos se dieron en la bancada de ese partido en el Senado, donde figuras como Mario Delgado, hoy dirigente de Morena; Miguel Barbosa, exgobernador de Puebla; Zoé Robledo, director del IMSS; Adán Augusto López, exsecretario de Gobernación; Lorena Cuéllar, gobernadora de Tlaxcala, Alejandro Encinas, exsubsecretario de Gobernación, se suman a las filas de Morena.
En los comicios presidenciales de 2018, el PRD determina apoyar la candidatura de Ricardo Anaya Cortés y realizar una alianza casi total con el PAN. Tras dichas elecciones, ese instituto político pierde ante Morena la Ciudad de México, Tabasco y Morelos. Sólo le quedaba Michoacán, que también pierde ante el partido de López Obrador en 2021.
El PRD salva su registro en las elecciones federales intermedias de 2021 al obtener el 3.64% de la votación nacional. El recuento de casillas y las impugnaciones ante el TEPJF le dan oxígeno a ese partido para tres años más en la escena política nacional. En los pasados comicios del 2 de junio, ya en alianza también con el PRI y refrendando su alianza con el PAN, el partido que tuvo como lema “¡Democracia ya, Patria para todos!”, se queda corto..
De perder el registro, y de acuerdo con la legislación electoral, el PRD tendría que entregar todos sus bienes adquiridos con recursos públicos: prerrogativas, bienes muebles e inmuebles, vehículos, fondos o fideicomisos.
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La duda está en qué pasará con su histórico edificio en la calle de Monterrey 50, en la colonia Roma, el cual fue cedido por el Partido Socialista Mexicano al PRD en 1989, tras la constitución de esa fuerza política. Y es que, según testimonios de exmilitantes del Partido Comunista Mexicano, dicho inmueble fue adquirido con el dinero que pagó la familia del exgobernador de Guerrero, Rubén Figueroa Figueroa, “El Tigre de Huitzuco”, por su rescate en 1974, luego de ser secuestrado por el Partido de los Pobres, la guerrilla de Lucio Cabañas Barrientos.