¡Uff! Acaba el año y para muchos llegar sanos es ya un logro. Este año para mi ha estado marcado, primero, por variados intentos de regresar a la normalidad laboral y personal tras la pandemia: cuidados extremos, un trabajo que no se puede detener, hijos que a su vez ya tienen que salir, reuniones que ya no es posible postergar…
Hay todo un año por delante para seguir haciendo periodismo, para tratar de desenredar la maraña cavernosa que es la cabeza de nuestro Presidente, para ver si la profesión que hacemos tiene futuro o nos reinventamos. Para ver si seremos viables económicamente hablando o si la Tercera Guerra Mundial empezará entre China y EU, o en algún insospechado lugar del mapamundi.
En lo lúdico, pues un año más de frustración por unos Pumas de la UNAM que han jugado peor que un equipo de tercera división, y en espera de retomar la práctica del tenis, que la pandemia me interrumpió. Fuera de eso, de corazón les deseo un buen fin de año, que sirva para recargar pila y reflexionar en lo que viene. Nos seguimos leyendo en El Sol ¿va?