Fernando Schwartz, autor de la columna En la Cancha y reportero de vida
Termina un 2021 que me enseñó lo frágil que es la vida, ante una pandemia que parece ceder y vuelve a florecer, siendo el Covid un acompañante permanente en el camino. Doce largos meses sin hacer lo que más me gusta, viajar, entrevistar, estar en vivo en las coberturas. Aun así, sigue siendo interesante el poder hacerlo a la distancia, como por ejemplo en el Mundial de Clubes en Qatar, donde Tigres fue subcampeón.
En lo personal, la satisfacción de ver crecer a mi hijo Andrés, que es ya un adolescente con sueños e ilusiones que ha ido forjando a través del empeño y su dedicación, además de regalarme la satisfacción de haber hecho su Bar Mitzvah, para que el apellido paterno siga adelante en la sucesión. Su gusto por los deportes y su conocimiento son gran alegría para mí, ya que a la distancia, él en Estados Unidos y yo en México, nos permitimos compartir esa magia única del deporte.
Ya como aficionado, ver que la Selección Nacional de futbol no camina en su eliminatoria. Es doloroso. Una historia que se repite y sólo cambia de nombres cada cuatro años. A través de la magia tecnológica poder estar en contacto con amigos y hacer entrevistas con deportistas ha sido un paliativo a lo que estamos viviendo. Siempre feliz de seguir en los medios de comunicación, en está mi casa, la OEM. Ya son 47 vamos por más, ya que el lema es claro “NUNCA BAJO LOS BRAZOS”