Afuera de la fábrica de textiles, ubicada en Bolívar y Chimalpopoca, sólo se tejía y tejía un sueño desde las minutos posteriores al terremoto que cimbró a la ciudad: encontrar con vida a los empleados de este inmueble que quedaron atrapados. Y durante la noche-madrugada de ayer, el deseo se manifestó con un total de 37 personas puestas a salvo, de los 100 empleados aproximadamente de este lugar.
Tras el colapso que provocó el movimiento telúrico, a la zona arribaron miles de personas a ayudar.
Llevaban agua, comida, medicinas... Otros buscaban mover piedras y cargar escombros a como diera lugar. Las manos sobraron y hubo quien hasta se molestó por no poder entrar a las labores de rescate.
Habían pasado unas seis horas del último rescate cuando se hizo el silencio. De entre las piedras sacaron un cuerpo que llevaron a un estacionamiento frente a la escuela pública Simón Bolívar que se encuentra a un lado. Detrás de la víctima viva corrió un hombre de alrededor de 50 años.
“Déjalo pasar, quiere ver si es su familiar”. Una hora más tarde otra vez reinó el silencio, segundos después aplausos. Sí, una persona más viva. Los paramédicos corrieron, llevaron oxígeno y subieron al lesionado a una unidad de terapia intensiva.
Grúas de pluma empezaron a mover grandes bloques de concreto y se dijo, en algún momento de esa espera que entraría maquinaría pesada. Repartieron cubrebocas, pero algo pasó. Un binomio (perro con entrenador) entró por un hueco, luego de que la pareja rescatista salió del sitio de desastre, retiraron los vehículos de obra pesada y siguieron con la remoción de a poco.
Sirvió. Una personas más salió con vida. Eran ya las 4:08 de la tarde y decidieron continuar así, con la esperanza viva. Rescataron a dos antes de las 7:00 de la noche.
Al cierre de esta edición se evaluaban los trabajos a continuar durante las siguientes horas.