Marichuy, una menor que estudia el quinto año de primaria, logró velar por la seguridad e higiene de sus compañeros de clase luego de obligar a las autoridades educativas del estado de San Luis Potosí a mejorar las instalaciones de la escuela a la que acude haciendo valer sus derechos como niña. Como nunca antes en un litigio.
Con una resolución ejemplar, Laura Coria Martínez, juez Octavo de Distrito en San Luis Potosí, quien conversó con la niña, también dio a esta menor la oportunidad de inconformarse con su decisión y de mejorar con infraestructura la forma en la que las y los niños que acuden a la escuela primaria José María Pino Suárez toman sus clases.
“Primero, te comento que mi nombre es Laura Coria Martínez. Soy la Juez Octavo de Distrito en San Luis Potosí y te digo que escribo esta decisión en forma que te sea posible entender y luego puedas opinar si estás de acuerdo o no”, se lee en su presentación.
MJLR, como se refiere la juez a Marichuy para proteger sus datos dentro de su expediente, acudió a la justicia federal para reportar que las instalaciones a las que acude para estudiar desde el cuarto año no son seguras, están descuidadas y ponían en riesgo su salud, ya que podían caerse o provocar otros daños en su cuerpo, así como en el de sus compañeros.
Además, de la mano de la organización Renace, sede en San Luis Potosí, denunció carecía de baños limpios y servibles, así como bebederos para tomar agua y la ausencia de un profesor para su grado escolar. El baño para los menores era una letrina, la cual al llenarse obligaba a las niñas a aguantarse hasta terminar las clases y a los niños a hacer sus necesidades en las jardineras.
Para abril de 2019, cuando Marichuy y sus padres decidieron encabezar este litigio con el apoyo de Renace, la escuela registrada bajo la clave 24DPR3104W, ubicada en la localidad de San José del Barrio, municipio de Soledad de Graciano Sánchez contaba con un aula en ladrillos de cemento, desgastados y sin pintarse. A la entrada del aula, una puerta de fierro azul colgaban cartulinas de colores con abejas, flores y el sol sonriente.
A la salida del salón donde se impartían clases multigrado, una toma de agua con una cazuela debajo que podía juntar el agua hasta tornarse amarillenta. Detrás, un cuarto con al menos cinco escalones a su entada, en el que se guardaban materiales de todo tipo como tablas, tubos, palos y del que se reprochó era peligroso, al ser un área ocupada por los niños para jugar.
Hoy, tras el viacrucis en alegatos judiciales y luego de una suspensión con efecto restitutorio o de tutela anticipada, por la cual se demandó verificar que la escuela no sea peligrosa para MJLR, la primaria José María Pino Suárez cuenta con tres aulas pintadas y remodeladas, y la instalación de bebederos y baños adecuados.
“Nos tardamos muchísimo. En cumplimiento a veces nos tardamos mucho en que las autoridades cumplan. Entonces sí fue un viacrucis de que una vez que nos otorgaron la suspensión estarles ahí presentamos incidentes hasta que llegamos a un punto donde se les puso bebedero, les instalaron un nuevo salón, porque la escuela donde estudiaba la niña, nosotros fuimos, la visitamos, tenía grietas, tenía techos inclinados que parecían que se iban a caer, iban a una escuela aun con letrina”, comentó a El Sol de México, Raquel Charqueño, quien coordina el área de litigio en Renace San Luis Potosí.
Sin embargo, Coria Martínez estimó que aun con las mejoras hasta el momento no se contaba con un “documento que diga que son seguros. “Además de que no se comprobó que existiera un espacio para biblioteca y tampoco computadoras con acceso a internet. Por todo esto, MJLR, decidí que se afectaron tus derechos y ordenamos a las autoridades que cumplan con sus obligaciones para que se revisen que todos los salones patios, baños, plazas, andadores, entre otros lugares sean seguras para los alumnos”, añadió.
La sentencia, otorgada en lenguaje sencillo por la jueza oriunda de Morelia, Michoacán, también contempla que se equipe ventilación para que, aunque haga calor, puedan Marichuy y sus compañeros estar bien cuando reciban clases, así como bebederos, sanitarios suficientes y todo lo necesario para que la escuela cuente con computadoras y los menores puedan aprender a usar esos medios de comunicación y cuenten con una biblioteca.
Por último, se deberá decir cómo es que se mantienen limpios todos los lugares de tu escuela para que puedas recibir educación de mejor manera, superarte y lograr todo lo que te propongas con ayuda de tus padres y maestros”, se lee en la resolución.
Sobre el lenguaje utilizado por la jueza, en el que se dirige directamente a Marichuy, Raquel Charqueño destaca que, si bien “tenemos la sentencia como tal abogadas y abogados, (la jueza) dictó una para ella”. “Fue maravilloso”, agregó, al tiempo de subrayar que es la primera resolución ganada por una menor donde se dicta la reconstrucción de una escuela en el país.
“Las personas juzgadoras resolvemos controversias en que las partes casi nunca son abogados debemos ser capaces de comunicarles de manera efectiva qué resolvemos y por qué. Y no sólo a las partes sino a la sociedad en general para que conozcan los precedentes”, manifestó la magistrada María Silva, magistrada de la Sala Regional Ciudad de México del TEPJF.
Al coincidir, Mariana Quevedo Jueza del Tribunal Superior de Justicia de Tabasco consideró que este ejercicio “debería hacerse siempre resoluciones sencillas y comprensivas para los niños, adolescentes y jóvenes en función del principio de autonomía progresiva, pero también para los adultos que desconocen el derecho para darles seguridad jurídica”.
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