Para qué ser director de la Facultad de Derecho de la UNAM

Jaime Cárdenas Gracia, profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM, nos cuenta sobre su experiencia en la docencia y el por qué quiere ser director de esta prestigiosa institución

Jaime Cárdenas Gracia

  · sábado 9 de marzo de 2024

Ilustración: Rodolfo Gómez

En la Universidad Nacional Autónoma de México, la Junta de Gobierno ha designado durante este año a distintas directoras y directores de Facultades e Institutos. Está en curso, entre otras designaciones, la del director o directora de la Facultad de Derecho de nuestra universidad. Entre otros colegas, soy parte de los aspirantes a dirigir el centro de enseñanza del Derecho más importante del país.

Las personas que me conocen y aprecian me han preguntado por qué quiero ser director de la Facultad. He dado, entre las respuestas que estimo plausibles, las siguientes:

La enseñanza del Derecho es un eslabón de la institucionalidad del Estado. Si la transmisión del conocimiento jurídico no es de calidad, seguramente el funcionamiento de las instituciones públicas será deficitario, especialmente de aquellas estructuras públicas que están relacionadas directamente con lo jurídico como entre otras, son: las policías, las fiscalías, el poder judicial, y, los centros penitenciarios. Si tenemos un compromiso con la nación debemos hacer el más grande los esfuerzos para mejorar la educación del Derecho en las universidades públicas.

Me preocupa como a muchos mexicanos que, miles de jóvenes sean rechazados y queden excluidos, año con año, del proceso educativo universitario, incluyendo al jurídico, por falta de presupuesto público suficiente para la educación. Necesitamos como sociedad encontrar soluciones para resolver este problema. En el ámbito de la Universidad se requiere, mientras tanto, que fortalecer opciones como la educación a distancia, el sistema de universidad abierta, e incrementar los turnos de enseñanza en la modalidad presencial.

La realidad se modifica aceleradamente y, el plan de estudios de la Facultad que fue reformado en el año 2020, precisa de ajustes constantes para atender las realidades cambiantes de nuestra sociedad y de la misma evolución del Derecho que reclama reflexiones cada vez más plurales y diversas. Los problemas derivados del cambio climático, de las migraciones masivas, de la desigualdad y la pobreza, de la emergencia de los planteamientos de género, o de la violencia e inseguridad no están debidamente recogidos, con la amplitud y profundidad debida, por esos planes y programas de estudios.

Si queremos estar en el mundo globalizado y competir en él, no debemos relegar a posiciones secundarias la enseñanza del inglés y de otros idiomas foráneos y vernáculos. También la ausencia de una capacitación suficiente a los alumnos en materia de inteligencia artificial, informática y neurociencias, no pude ni debe seguirse postergando. Estar a la vanguardia en el conocimiento jurídico demanda situarse en las coordenadas del contexto mundial vigente.

La exigencia de enseñanza de calidad en materia jurídica pasa por; contar con más profesores con Doctorado tanto en la licenciatura como en el posgrado; estimular a los profesores para que con su esfuerzo académico puedan acceder a las primas de desempeño en mayor número; y, contribuir con las autoridades universitarias para encontrar soluciones a fin que los profesores de asignatura reciban remuneraciones que sean compatibles con sus derechos laborales y con su dignidad.

También es necesario que, tanto los profesores como los alumnos, participen en procesos de enseñanza, docencia e investigación bajo los ejes de la interdisciplina, pues muchos de los problemas en el mundo real obedecen a que el ámbito normativo del Derecho no se sitúa en los contextos económicos, sociales, y políticos de la realidad, sino que tiende a alejarse de ellos. Los abogados sabemos, cuando mucho de normas, pero no de otros fenómenos que inciden en lo real, y las normas no se pueden comprender si nos seguimos apartando de los otros espacios de vida. El conocimiento jurídico ya no puede ser exclusivamente normativo.

Parte de los problemas de calidad en la educación jurídica tiene que ver con la irrupción de variadas modalidades para favorecer la eficacia terminal en la titulación. Esa diversidad de opciones ha posibilitado que muchos alumnos se titulen, pero ello ha ido en desmedro de la calidad. En la Facultad de Derecho de la UNAM, sólo y aproximadamente el 4% de los alumnos obtiene el grado de licenciado en Derecho a través de tesis. Estoy convencido que este asunto debe revisarse, no para derogar las distintas modalidades de titulación, sino para estimular con becas y apoyos especiales que los alumnos obtengan su grado de licenciados a través de la elaboración de una tesis.

Quiero ser director para revertir el menoscabo del sentido social del Derecho, que se ha perdido como consecuencia de la globalización, del hiper individualismo y del enriquecimiento personal como señales de éxito. Debemos recuperar la formación crítica en los alumnos para que aprendan a construir concepciones y modelos alternativos de carácter jurídico a los dominantes y a no justificar sin razones el “status quo”.

¿Cuál es la misión de la Facultad de Derecho? Justo Sierra en su discurso inaugural de la Universidad Nacional en 1910 sostenía que la contemplación debe ser el preámbulo de la acción, que no es lícito al universitario pensar exclusivamente para sí mismo, y que, si se pueden olvidar en las puertas del laboratorio el espíritu y la materia, no podremos, moralmente, olvidarnos nunca ni de la humanidad, ni de la patria.

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En el debate nacional, cuando la Universidad -sus Facultades e Institutos- no propone un cambio nacional profundo, o se queda corta en el diagnóstico y en las propuestas, y no toma partido por la equidad, la justicia, la soberanía y la libertad, no está cumpliendo debidamente con sus fines. El conocimiento jurídico no es neutral ni aséptico, es para darle dignidad a millones de seres.