Al presidente Andrés López Obrador lo ha salvado el Covid-19, pero lo que pasó en Mexicali con la cancelación de la planta cervecera de Constellation Brands es un escándalo.
Resulta difícil pensar en otra cosa que no sea el coronavirus para armar un debate público que le envíe un mensaje claro y masivo al presidente de que así no puede gobernar, no obstante vamos a intentarlo, aunque sea para no dejar.
En la consulta organizada para que los ciudadanos de Mexicali, Baja California, decidieran si la planta iba o no, participaron 36 mil 781 habitantes, de los cuales 27 mil 973 dijeron que no. Los que ya han hablado del tema refieren bien que esta cantidad representa apenas el 3.5% del padrón electoral de Mexicali.
Sin embargo, no sobra decir que cancelar una planta de mil 400 millones de dólares tiene implicaciones más allá de las fronteras del municipio en cuestión: manda un mensaje peligroso como país, niega a gente de otros municipios el chance de encontrar empleo formal y cancela la posibilidad de mayor infraestructura.
Entonces al Presidente le bastó el dicho del 0.02% de los 128 millones de mexicanos para cancelar el proyecto. ¿Qué democracia es esa?
Existían estudios con argumentos científicos válidos para poner en duda la pertinencia de la planta en Mexicali. Desde 2018 el Colegio de la Frontera Norte, a petición del Conacyt y el Instituto Estatal Electoral del Baja California, había advertido que el proyecto suponía una carga hídrica insustentable para la Cuenca Baja del Río Colorado. (vea aquí https://bit.ly/2JtnGKb).
En los convenios entre la empresa y el gobierno se estimaba que la planta consumiría 20 millones de metros cúbicos de agua al año, equivalente a una quinta parte de toda el agua que consume Mexicali, la cual de por sí vive en la sequía. El Colegio comparó el consumo de las principales siete empresas trabajando en el municipio, como Sabritas, Kenworth y Jumex y encontró que entre todas ellas sólo consumían una cuarta parte del agua que la cervecera pretendía utilizar y al mismo tiempo emplean a 10 mil personas.
En resumen, el Colegio no encontró justificado el impacto hídrico a cambio de mil empleos directos en la planta y los que la defienden a ultranza –esto lo digo yo– desdeñan datos científicos y una válida defensa social del agua.
Así, el gobierno tenía los argumentos para tomar una decisión de Estado y plantear alternativas, en cambio ha renunciado a su legítimo derecho de gobernar al preponderar las "consultas" recargadas en absurdos estadísticos y falta de rigor metodológico.
Al Presidente honesto se le está yendo entre los dedos la oportunidad de cambiar a este país, su popularidad debería ser el semillero de ideas novedosas y valientes. ¿Por qué no comunicó al público los datos científicos que refiero y planteó una alternativa de ubicación para Constellation Brands?, ¿por qué no construyó un nuevo plan hídrico para Mexicali?, ¿dónde están las investigaciones a la administración de Enrique Peña que autorizó el proyecto?
Constellation Brands se lleva la planta a otro lado pero Mexicali se queda con su histórica falta de agua, Baja California con sus 848 mil pobres y el empresariado con miedo de irse a plantar a aquel municipio.
Lo mismo le pasó con el avión presidencial y aquí lo dijimos, si se gobierna desde la ocurrencia ésta debe de estar sustentada por un proceso técnico que le aporte seriedad y solucione de fondo el problema.
Todo lo demás es dictadura disfrazada de democracia.
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