Diputado Juan Carlos Romero Hicks, coordinador de la bancada del PAN
No hicieron falta 100 días para reconocer que este sería un gobierno de ocurrencias, en sí no hizo falta ninguno porque las consecuencias empezaron a finales de octubre, cuando por medio de una consulta ilegal se avaló la cancelación del nuevo aeropuerto y el riesgo de inversión creció y se perdieron miles de millones de pesos. Ese ha sido el sello de inicio del nuevo gobierno: ocurrencias con muchas consecuencias.
En materia económica es donde más consecuencias se han acumulado porque a las pérdidas por la cancelación del aeropuerto se le deben de sumar las pérdidas que generaron los bloqueos a las vías férreas que conectan a los puertos de Lázaro Cárdenas y Manzanillo, las huelgas en las maquiladoras y las provocadas por el desabasto de gasolinas. Diciembre pasado ha sido el mes de mayor pérdida de empleos desde 1997 y los despidos en el sector público masivos contradicen la propuesta de campaña de sólo afectar a los directivos que más ganan.
El pronóstico de crecimiento ha ido bajando mes tras mes, igual que la inversión extrajera directa y la actividad industrial. En materia económica el gobierno del presidente López Obrador está reprobado y mientras la realidad se impone, Morena propone que se revoque la licencia a las calificadoras en lugar de corregir los errores que llevaron a Standard & Poor’s a bajar la perspectiva económica, a Moody’s a subir el riesgo de crédito y JP Morgan a subir el riesgo país.
En materia de seguridad y de Estado de Derecho también ha sido un fracaso el inicio de sexenio. Las cifras de homicidios dolosos, de robo a casa habitación, de feminicidios y de secuestros son mucho más altas que en periodos similares anteriores y la corrupción sólo ha sido combatida declaraciones y ruedas de prensa.
Se canceló la construcción del aeropuerto por corrupción, pero no hay una sola denuncia ni un solo responsable en investigación, parece que el narcotráfico dejó de existir (o de combatirse) y se ha mantenido a varios estados de la República con escasez de combustibles con el pretexto del combate al “Huachicol” pero no hay resultados contundentes ni tampoco responsables. Lo que sí hay son compras sin licitación, adjudicaciones directas y modificación de normas y leyes para poder hacer cosas a libre antojo; eso es corrupción.
En la política social se han iniciado programas que regresan el México clientelar y centralista que habíamos logrado dejar atrás. El gobierno de Morena reorganizó el gasto social prescindiendo de políticas públicas como las Estancias Infantiles, el Fomento Ganadero o el apoyo a la infraestructura hidroagrícola, para sustituirlos por programas clientelares.
Otro rubro importante a resaltar es el debilitamiento de los contrapesos democráticos tanto en presupuesto como en autonomía, reduciendo los controles y facilitando la concentración de poder. Los ejemplos en el Poder Judicial y en instituciones como el INEE y la CRE han saltado a la vista, pero es una tendencia general hacia todos los órganos autónomos, además de las modificaciones que se hicieron a la Ley de la Administración Pública para instaurar “súper delegados” o “virreyes” en cada estado.
Los 100 primeros días de gobierno dejan mucho que desear, pero no se puede dejar de resaltar la creación de la Guardia Nacional, que a diferencia de lo que pidió el Presidente y gracias a las organizaciones de la sociedad civil y a la unidad en el Congreso de la Unión oposición, se logró hacer civil y con respeto a los derechos humanos.
Ojalá que en el camino que sigue se escuchen más voces y se tomen en cuenta, porque si sólo pudiera señalar un error de la administración señalaría la evidente soberbia.
Twitter @JCRomeroHicks