El presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció asilo y nacionalidad a los opositores nicaragüenses expulsados e invitó a resolver la crisis política mediante el diálogo, pero evitó una vez más condenar las medidas del mandatario de ese país, Daniel Ortega, como la retirada de la nacionalidad a centenares de ellos.
En su conferencia matutina, el jefe del Ejecutivo dio a conocer que el ofrecimiento de asilo se hizo mediante una carta dirigida hace tres meses a Daniel Ortega y que hoy hizo pública, aunque aún no ha recibido respuesta.
La propuesta, afirmó, responde a planteamientos humanitarios. “No nos mueve otro interés que la voluntad de Nicaragua”, dijo el presidente de México, mientras subrayó que el ofrecimiento de asilo no tiene la intención de interferir con la política de Nicaragua.
"Asilo, nacionalidad, lo que ellos quieran. La nacionalidad no se puede perder por decreto", dijo López Obrador, tras anunciar que varios de los nicaragüenses desterrados recientemente a Estados Unidos han solicitado "estar en México"
Uno de los ofrecimientos de asilo es para Dora María Téllez Argüello, excomandante guerrillera, política e investigadora nicaragüense, a quien recordó que es su amiga y se encuentra delicada de salud.
En cuanto a la solicitud de diálogo, aseguró que su gobierno siempre buscó "que se llegara a un acuerdo y que se liberara a los presos".
"Es posible dialogar, todos dialogan, hasta los más acérrimos enemigos", expuso el mandatario, para después poner como ejemplo la petición de mediación que propuso hace meses para acabar con la invasión a Ucrania.
"Con más razón en el caso de nuestros hermanos nicaragüenses. ¿Por qué no el diálogo?", planteó.
Pese a los cuestionamientos, López Obrador evitó una vez más condenar la crisis política que se vive en Nicaragua desde 2018, especialmente tras el destierro el pasado 9 de febrero de 222 opositores y la revocación de su nacionalidad.
El prolongado silencio hasta ahora del mandatario mexicano contrasta con el de otros Gobiernos de izquierda de Latinoamérica, como el del presidente chileno Gabriel Boric, quien ha condenado reiteradamente al Gobierno de Nicaragua y se ha referido a Ortega como "dictador".
También se posicionó recientemente al respecto el del presidente colombiano, Gustavo Petro, quien dijo que "América Latina debe ser un espacio sin presos políticos y sin presos sociales" e instó a la comunidad internacional a condenar las "violaciones de derechos humanos".
|| Con información de EFE ||
