El candidato presidencial Ricardo Anaya parece acercarse a los jóvenes políticos del México del siglo XXI que, como los exgobernadores Javier Duarte y Roberto Borge, ascendieron con velocidad en las filas de sus partidos, pero cuyas carreras se eclipsaron rápidamente por sospechas de corrupción e investigaciones judiciales, señala un artículo publicado en el diario estadounidense The New York Times.
Según el texto titulado “Ricardo Anaya, la traición como método”, del periodista Wilbert Torre, los escándalos de corrupción han sido una presencia sistemática en la campaña de Anaya Cortés, pues unos días antes del tercer y último debate presidencial y a dos semanas de las elecciones, enfrenta otra acusación, “un signo constante en su breve pero intensa biografía política”.
De acuerdo con el artículo, la posición que tiene en las preferencias electorales es reflejo de que en solo cinco años dividió al Partido Acción Nacional (PAN).
“En campaña, el candidato panista ha procurado presentarse como la versión mexicana de Justin Trudeau o de Emmanuel Macron: joven, progresista, atento al centro político y respetuoso de las instituciones”, pero hasta ahora está más cerca de parecerse a los exgobernadores Javier Duarte y Roberto Borge.
Seguir la trayectoria de Anaya permite asociarlo a una nueva estirpe de políticos jóvenes en el México contemporáneo que poseen una ideología más moldeable que sus predecesores, y quizá por ello, “afianzó una singular alianza entre el PAN, conservador y derechista, con Movimiento Ciudadano, fundado por un expriista, y las ruinas del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD)”.
De acuerdo con el articulista, conforme se acerca el 1 de julio, Anaya Cortés, el candidato joven y dinámico que habría podido ser la alternativa a López Obrador, “sigue perdiendo preferencia en las intenciones de voto y se encuentra combatiendo dos frentes de guerra: el peñismo lo acusa de desconocer acuerdos y un sector del panismo de fragmentar al partido”.