En lo últimos 26 años, México ha experimentado cuatro reformas educativas. Esto significa que en promedio cada 6.5 años (poco más de lo que tarda una generación en cursar la primaria) nuestro país realiza cambios a modelo educativo.
Con esta historia a cuestas, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, prometió derogar la reforma educativa anterior y elaborar la otra cuando asuma el cargo el 1 de diciembre.
El hecho de que el modelo cambie prácticamente cada sexenio impide su maduración, que a decir de las autoridades educativas tarda hasta 20 años, lo cual repercute directamente en la calidad de la educación, explicó Bertha Fortoul Olliver, especialista en educación de la Universidad La Salle.
“Es un hecho que estamos retomando la posición de que cambio de gobierno implica cambio de modelo educativo, que fue nuestra forma de operar durante los 80 y los 90. Esta vez estamos retomando este modelo de cambio de partido en el poder, cambio de personas, y eso a la larga no favorece los modelos formativos de largo alcance”, dijo la especialista.
De acuerdo al estudio “La escuela que queremos” de la organización Mexicanos Primero, las cuatro reformas son: Modernización,
La Nueva Escuela Mexicana, Reforma Integral de la Educación Básica y la Reforma Educativa. La reforma de la Modernización fue impulsada por Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, cuyos ejes principales fueron la federalización de la educación, la renovación de los contenidos y materiales, y revalorización de la profesión magisterial.
A partir de esta reforma, se le otorgó la facultad a los 31 estados de la República (excepto el entonces Departamento del Distrito Federal) de ejercer el control de la educación básica, lo cual incluía nómina.
Respecto a los nuevos contenidos, en 1997 se reformaron para darle prioridad a la enseñanza de español, matemáticas, sin dejar de lado los conocimientos sociales y del entorno natural. Finalmente, al magisterio se le prometió mejorar en su formación, actualización, salario profesional, vivienda, carrera magisterial y aprecio social por su trabajo. Esta reforma aguantó hasta la alternancia; en 2003 Vicente Fox impulsó su propia visión educativa. Aunque no reformó la ley, en la práctica trató de implementar novedades para crear La Nueva Escuela Mexicana.
Así llegaron Enciclomedia y una reforma a la educación secundaria que al término del sexenio no tuvieron continuidad.
Lo único que persiste es el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, creado en 2002, pero sin autonomía. Para el sexenio de Felipe Calderón, de nueva cuenta se registró un cambio en la política educativa, ahora con la llamada
Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB), la cual planteó como principal eje la homologación curricular entre todos los niveles para darle prioridad a las competencias.
Es en este sexenio cuando comienzan las evaluaciones: ENLACE para los alumnos y exámenes sin consecuencias para los maestros.
La RIEB murió con el sexenio y fue sustituida en 2013 por la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto. Ahora, la evaluación magisterial sería obligatoria y con consecuencias, mientras que en los salones de clase se cambiaría a un nuevo Modelo Educativo con enfoque en lo socioemocional y con las competencias para aprender a aprender, todo incluido en nuevos libros de texto. También se sustituyó a ENLACE por PLANEA.
Para Fortoul Olliver, los cambios tan radicales de política pública en educación impiden madurar las reformas. Y ahora que viene el cambio de gobierno se prevé la derogación de la última reforma educativa, la cual ni siquiera tiene seis años, tiempo que tarda un niño en cursar la primaria, es de entender que México esté en los últimos lugares de desempeño escolar de la OCDE. “Uno de los factores, no es el único, es que no damos tiempo a que las dinámicas de las aulas se modifiquen y se consoliden. Vamos a cambiar y no damos tiempo a que se consoliden, porque todo ello implica una formación de maestros y no damos tiempo a que eso se dé, y lo volvemos a modificar”, dijo la especialista.