A falta de ideas, el candidato de Redes Sociales Progresistas (RSP) a la gubernatura de San Luis Potosí, José Luis Romero Calzada, decide grabarse haciendo striptease para ganar votos. Del mismo partido, pero compitiendo por una diputación federal, el actor Alfredo Adame regala mentadas de madre a quien se lo pide. Hay quienes luchan contra Goku, el protagonista del famoso anime Dragon Ball, recrean escenas de películas, posan con personajes ficticios famosos o bailan al ritmo de lambada, cumbia, merengue, salsa o cualquier otro que capte la atención de los votantes “más chavos”. Todo ocurre en Tik Tok.
La red social de moda entre los jóvenes no es ajena a la política, y los candidatos en el actual proceso electoral saben que su uso es esencial para llegar a la llamada generación Z.
En los comicios de este 6 de junio podrán participar 25.6 millones de jóvenes de entre 18 y 29 años, 27 por ciento de la lista nominal, y es justo el segmento en que Tik Tok tiene más influencia. La app de videos cortos supera ya a Facebook e Instagram en el gusto de los jóvenes mexicanos y se consolidó como la red social número uno en este sector de la población.
Hasta marzo de 2021, Tik Tok contaba con 22.7 millones de usuarios únicos, la mayoría menores de 30 años.
Por su alcance y penetración entre los votantes jóvenes, las campañas también tienen lugar en esta red social. Sin embargo, el potencial que brinda la plataforma termina desaprovechado para dar paso a contenidos banales que rayan en lo ridículo.
Para Fernando Dworak, analista y maestro por la Universidad de Hull, Reino Unido, es lamentable que en el país, ya sea por novedad o porque los candidatos sólo están buscando mantener el registro de sus partidos, “en vez de competir, tratan de utilizar Tik Tok como un medio para presentar escenas chuscas, para bailar o para hacer cualquier ocurrencia”.
Si bien, considera que no es algo malo que se utilice Tik Tok en la política, advierte que el problema es cómo se emplea. “Si no se sabe para qué sirve y no se llega al público que entiende estos mensajes, lo que se tiene es banalidad. Es como el tío de 60 años que quiere actuar como joven, resulta que no es auténtico y no es creíble”.
Por ello, subraya que en esta red social “el mensaje político se está reduciendo, cuando podría ser muy poderoso con ese tipo de formatos, en pequeños segmentos altamente banales”.
Para el catedrático y comunicador de la Universidad Iberoamericana, Mario Campos, no sólo Tik Tok, sino las redes sociales en general, permiten a los candidatos hacer dos cosas. Primero, hablar de temas muy locales que a los medios de comunicación difícilmente les va a interesar y segundo, interactuar con las audiencias. Sin embargo, “ninguno de los dos casos están pasando en este momento”.
El problema central, menciona Campos, es la falta de contenido relevante en términos públicos.
“El que alguien baile para llamar al voto puede ser a veces ingenioso o simpático alguna vez, pero la pregunta es: ¿qué aporta en términos de la conversación pública? ¿Qué elementos le da al electorado para poder tomar una decisión mejor informada? ¿Cómo el baile de alguien puede ser un factor que ayude a decidir si es una buena o mala propuesta apoyar a esa persona?”, reflexiona.
Campos no desea satanizar las herramientas digitales que utilizan los políticos, pero sí considera pertinente cuestionar si su uso, más allá de dar visibilidad a un aspirante, genera algún tipo de valor en la relación con los ciudadanos. “Ahí es donde creo que, por lo menos, hasta donde yo he visto, no es el caso”.
Edgar Rodríguez, jefe del departamento de Políticas Públicas de Tik Tok, asegura que su red social “no es la plataforma de referencia sobre debates y noticias de carácter político”. Aunque no revela cómo usan lo políticos sus cuentas, afirma que están apoyando a su comunidad a proveer acceso a información oficial y verificada, y colaboran con el INE para tener en Tik Tok información de cómo y cuándo votar.
Bailan, actúan, se desnudan...
La lista de candidatos polémicos que tratan de aprovechar el boom de Tik Tok para atraer la atención de los votantes jóvenes es vasta y de todas las fuerzas políticas. Aunque se dan a conocer más por actos caricaturescos o banales que por sus proyectos o ideas.
Un ejemplo es el aspirante a la gubernatura de San Luis Potosí por RSP, Luis Romero Calzada, quien se desnuda en sus videos para llamar la atención. También está Alfredo Adame, candidato a diputado federal por ese mismo partido, quien “obsequia” mentadas de madre.
El PAN es otro de los institutos políticos cuyos políticos buscan posicionarse usando Tik Tok, aunque también con resultados desafortunados.
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Está el caso de Yolanda Cantú, candidata a la alcaldía de Monterrey, quien trata de bailar con dificultad mientras recorre las calles de su ciudad, lo que le valió las burlas de los usuarios. Su compañero de partido, Lucio Váquez, candidato a síndico de Camargo, Chihuahua, también causó revuelo por tratar de bailar al ritmo de lambada.
Más allá de provocar reflexión en los votantes, los videos de los políticos tiktokers generan burlas y memes, como el ya clásico “imagínate vivir en Suiza y perderte esto”.
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