En 20 de los 24 procesos internos de Morena para la selección de candidatos a gobernador hubo renuncias, impugnaciones, rupturas, acusaciones de candidatos impuestos o de sondeos amañados y protestas de militantes inconformes por los resultados de las encuestas.
El último episodio que experimentó Movimiento Regeneración Nacional se dio este año en la elección de Coahuila, donde el exsubsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Ricardo Mejía Berdeja, desconoció el resultado de la encuesta que le dio a Armando Guadiana la candidatura. El exfuncionario renunció al partido para irse de candidato al PT.
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Con estos antecedentes, Morena se prepara para que entre el 28 de agosto y 3 de septiembre las encuestas que definirán quién será su candidato o candidata a la Presidencia de la República.
Los cuatro únicos procesos internos tersos en el partido que dirige Mario Delgado se dieron en Sonora, con Alfonso Durazo Montaño (2021); en Campeche, con Layda Sansores (2021); en Hidalgo, con Julio Menchaca Salazar (2022), y en el Estado de México, con Delfina Gómez (2023).
El analista político Bernardo de León Olea comentó que a una semana de la aplicación de estas encuestas y a 15 días de que Morena defina a su candidato presidencial “da la impresión de que no sólo habrá inconformidad por el resultado de estos sondeos, sino incluso una ruptura en ese partido, específicamente en el caso de Marcelo Ebrard”.
Aquí el asunto es que —añadió— “ninguno de los aspirantes de Morena va a tener certeza de que esas encuestas estuvieron bien hechas (...) algunos no van a aceptar estos resultados por algo muy sencillo: no hubo una elección primaria, lo que hicieron en Morena fue un muestreo, y los muestreos tienen muchísimas limitaciones”.
En ese sentido, el consultor en políticas públicas y exencargado del área anticorrupción en la organización civil Fundar, Óscar Arredondo, comentó que las encuestas “son una herramienta útil para la investigación, pero muy cuestionables para definir un proceso democrático”.
Señaló que un ejemplo tiene que ver en dónde se aplica este ejercicio demoscópico, ya que “no será lo mismo levantar ese sondeo en una zona donde determinado aspirante gastó más en pinta de bardas o en espectaculares, que en donde su presencia en este tipo de promoción es escasa o nula”.
Otras entidades donde Morena salió mal librado tras la definición de candidatos por el método de encuesta fue en Tlaxcala, donde la senadora Ana Lilia Rivera y la empresaria Dulce Silva desconocieron los resultados del sondeo que dio como ganadora a Lorena Cuéllar Cisneros, y advirtieron que “nada peor puede pasarle a Morena que convertirse en aquello que una vez combatieron”.
Cristóbal Arias, senador de Morena y aspirante al gobierno de Michoacán, determinó separarse de ese partido al considerar que con la encuesta aplicada “se consumó una burda imposición" del exalcalde de Morelia, Raúl Morón, a quien al final el Tribunal Electoral le negó la candidatura. Morena designó a Alfredo Ramírez Bedolla, hoy gobernador del estado. Arias Solís fue candidato en esos comicios del partido Fuerza por México.
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En Sinaloa, el aspirante Gerardo Vargas Landeros, hoy alcalde de Ahome, acusó a Mario Delgado de imponer a Rubén Rocha Moya y calificó el sondeo que dio el triunfo al hoy gobernador de la entidad de “un atraco a los sinaloenses”. Otro aspirante, Ricardo Arnulfo Mendoza, renunció a Morena y contendió por el Partido Encuentro Social.
Las otras entidades donde Morena tuvo conflictos internos por la aplicación de encuestas para la definición de candidatos a gubernaturas fueron en Baja California, Baja California Sur, Aguascalientes, San Luis Potosí, Durango, Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua, Querétaro, Colima, Quintana Roo, Oaxaca, Guerrero, Nayarit y Zacatecas.