Todas las mujeres y las diputadas fueron atravesadas en todos aspectos, por la situación inédita, crítica, generada por el Covid. Se dificultó el trabajo legislativo, se alteró la vida de las mujeres, y aunque representan el 40 por ciento de los contagios, ello no significa que estén mejor.
De larga vida política y la primera gobernadora de Yucatán, la presidenta de la Cámara de Diputados, la cámara de la paridad, explica cómo las legisladoras, no obstante todo lo que parecía imposible, aprobaron cosas importantes, como el Sistema Nacional de Cuidados que ahora espera su aprobación en el Senado.
En una conversación, la legisladora detalla cómo aprendieron sobre la marcha, a apropiarse de la tecnología para continuar con el trabajo legislativo, cómo la pandemia no permitió el despliegue necesario para asegurar los avances.
En la Cámara de Diputadas y Diputados fue necesario tomar una serie de decisiones muy complicadas para que el trabajo legislativo no se viera interrumpido por la pandemia.
Se actuó de otra manera, con ojos de mujer, discurrió en charla amena. Describió dónde estuvieron las mujeres en esta crisis de todo un año. Desesperadas buscando oxígeno para sus familiares, en las guardias afuera de los hospitales, esperando informes del estado de salud del hijo, del esposo. En una eterna jornada como cuidadoras, maestras, trabajando afuera para conseguir dinero y adentro en el trabajo doméstico.
Sauri Riancho, quien fuera la primera coordinadora de una política de género en el país -1994-, dijo que hoy, a esas mujeres que han sostenido la crisis, es necesario repensarlas. Aplicando el enfoque de género, para entender su sufrimiento, los impactos económicos y sociales, las condiciones sanitarias, porque en la mitad de la población eso es distinto.
Para la historiadora, política, y primera mujer que gobernó Yucatán, con una amplia trayectoria la principal preocupación que las asaltó por la pandemia fue la calidad de vida de las mujeres.
De ahí la importancia de que la próxima legislatura realmente ponga en marcha al Sistema Nacional de Cuidados, aprobado en plena pandemia.
Otro asunto es la vulnerabilidad laboral de las mujeres, ellas son el porcentaje más grande en el mercado informal y no hay ninguna protección social y salud para ellas. Son las primeras despedidas, por las dificultades que enfrentan las empresas por el Covid, con recortes de personal, y piensan prejuiciadamente “mejor despidamos a las mujeres, que, al fin y al cabo, ellas tienen quien las mantenga en sus casas y mejor conservemos a los jefes de familia”. Se ignora, que 30 por ciento de los hogares mexicanos están jefaturados por mujeres, quienes generan el ingreso principal o único proveniente en la familia. Y hoy la doble jornada, es la eterna jornada.
“Por ello esta pandemia hay que analizarla y enfrentarla desde un enfoque de género. Habrá quien diga que el Covid ha tratado mejor a las mujeres, porque prácticamente del total de defunciones registradas, el 60 % más corresponde a los hombres”.
“Antes de la crisis en una suerte de coordinación entre legisladoras, se reformó la constitución para la Paridad total, obligatoria en todos los órganos del Estado: ejecutivo, judicial y los órganos autónomos. Se modificaron 86 leyes secundarias y se obliga a usar un lenguaje incluyente.
“La de diputados fue cámara de origen de muchas cuestiones, y paquete enviado por el Senado. Imaginar ¿cómo hacerlo? fue complicado”.
A MARCHAS FORZADAS
El 18 de marzo del año pasado, se registró el primer deceso atribuido al Covid, y al día siguiente, 19 de marzo, fue el último día de sesiones de ese periodo que debía concluir el 30 de abril. El trabajo legislativo suspendido hasta el 1 de mayo. Se instaló la comisión permanente para el periodo de receso, para trabajar hasta el 31 de agosto. Se hicieron tres periodos extraordinarios para actualizar las leyes del T-MEC; la elección de consejeros y consejeras del Instituto Nacional Electoral (INE), y reformas a la Ley de Adquisiciones para que el Ejecutivo pudiera contratar sin mediación el abastecimiento de medicinas, con la ONU.
“El primero de septiembre, en medio de la pandemia, que no cedía y se incrementaba, con alto riesgo, las reuniones no pararon, se aprobó trabajar con plataforma digital. Sin forma de votar, ni el acta de la sesión anterior, por ello se aprobó un reglamento para la contingencia. Se promovieron, así, leyes, minutas, acuerdos para proteger y tutelar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Disparada por la pandemia”.
Dulce María Sauri Riancho, anunció que ya está la iniciativa para penalizar el feminicidio, para que la “forma o formulación del tipo penal no sea obstáculo para investigar el asesinato de las mujeres por su condición de género, y tipificarlo como feminicidio”. Un asunto muy debatido.
“Lo más complejo es modificar los códigos penales estatales, ya que hay 33 tipos penales de feminicidio con diferentes causales, ahora homogeneizar las características del tipo penal, evitará pretextos para no hacer justicia”.
Pero de todo lo hecho, con todas las dificultades planteadas en la pandemia, es la reforma para el derecho al cuidado, importante para todas y todos, y para las mujeres, quienes, como dijo antes, han experimentado un papel principal en el cuidado de la prole, los padres, y personas mayores. Sin remuneración, y aun reconocido. La reforma prevé el derecho a ser cuidada.
De toda esta experiencia legislativa, lamenta no haber logrado recursos en el presupuesto; que haya desvíos y prejuicios en la vacunación, con discriminación y que persistan las resistencias para la aplicación de las normas, tanto leyes como reglamentos, en acciones y políticas públicas. Lo que agrandaría la brecha entre hombres y mujeres.
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