Los partidos políticos gastan, durante una campaña electoral, hasta 558.7 millones de pesos en la compra de votos; recursos que se destinan a los sueldos de operadores y regalos a cambio del sufragio, esto de acuerdo con el informe Dinero bajo la mesa. Financiamiento y gasto ilegal de las campañas políticas en México elaborado por Integralia y Mexicanos contra la Corrupción.
El estudio llega a esta conclusión luego de entrevistar a 60 personas entre las cuales están operadores de compra de voto, autoridades electorales y gobernantes que estuvieron involucrados en las elecciones a gobernador de 2016 y 2017.
“Una estrategia clientelar de éxito requiere mucho dinero. De las entrevistas realizadas se concluye que, a mayores recursos —económicos y en especie—, mayores posibilidades de promover, comprar, movilizar el voto y, por lo tanto, ganar.
Las elecciones se ganan con dinero”, dice el texto.
La estrategia clientelar consiste en movilizar a dos grupos de operadores, uno que se dedica a promover el voto durante los tres meses de la campaña, y otro grupo de personas que son los representantes de partido y abogados en el último mes y día de los comicios.
El tamaño de los grupos varía dependiendo del estado: su extensión territorial y población es lo primero que toman en cuenta los partidos para conformar estos equipos. De esta forma, en estados pequeños (con menos de 1.8 millones de habitantes) se requiere la contratación de nueve mil 451 operadores, quienes a lo largo de la campaña cobrarían 55.3 millones de pesos.
Para los estados medianos (de una población de entre 1.9 y 5.7 millones) se requieren 31 mil 186 operadores que cobrarían 180.1 millones de pesos. Finalmente, en los estados grandes (con una población superior a 5.8 millones) el dinero necesario es de 448.4 millones.
A la “inversión” de los operadores hay que sumarle otro gasto: los regalos para la compra de voto. La entrega de dinero en efectivo, tarjetas prepagadas, tinacos, electrodomésticos o cualquier otro objeto utilitario son parte de la estrategia para la compra del voto. Al ser un gasto no reportado, el estudio hace una estimación de que los partidos gastan 105.7 millones de pesos en estos regalos.
A ese dinero hay que sumarle otros cinco millones de pesos para la renta de taxis o autobuses para transportar a personas a las casillas, lo que comúnmente se conoce como acarreo de votantes.
El documento indica que estos recursos no se reportan en la fiscalización que se entrega al INE porque son gastos por debajo del agua y financiados con fuentes ilícitas como puede ser recursos públicos o triangulación de empresas privadas.