El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha dejado en claro que no le gustan los órganos autónomos y menos los que se crearon en la década de los 90 a la que llama despectivamente el periodo “neoliberal”.
Si se pudiera medir su resentimiento por este tipo de instituciones, quizá el Instituto Nacional Electoral (INE), antes IFE, ocuparía el primer lugar, no sólo porque considera que le robó el triunfo de la presidencia en dos ocasiones (2006 y 2012), sino también porque durante su gobierno lo ha ido atacando a través de sus mañaneras, achicando su presupuesto y proponiendo reformas que lo vulneran.
Pero una parte significativa de la ciudadanía le ha demostrado a López Obrador que no es el dueño del país, que no es el único que puede paralizar la Ciudad para boicotear reformas a modo y sobre todo para recordarle que la democracia se debe respetar sin importar el costo que represente. En su propia casa le proyectaron un enorme y poderoso mensaje: #ELINENOSETOCA.
Desde que llegó AMLO a la silla presidencial, el presupuesto del INE se ha ido ajustando. En su primer año de gobierno, el Instituto presentó un gasto neto de 18 mil 177 millones de pesos, una reducción de 37.8 por ciento anual y en términos reales, de acuerdo con lo publicado en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
En el año de la pandemia, también presentó un menor gasto. Pero para 2021, el año en que se llevaron a cabo las elecciones más grandes en la historia reciente (15 gobernadores, 500 diputados federales, 163 diputados locales, mil 910 ayuntamientos y 16 alcaldías), el gasto del INE repuntó en 74 por ciento con más de 29 mil 997 millones de pesos.
Tras casi llegar a la mitad de su gobierno, AMLO planteó una reforma electoral, en la que según el mandatario se evitarían fraudes como las que él padeció en 2006 y 2012, y crearía el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas.
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Su propuesta también planteaba disminuirían de 11 a siete los consejeros electorales, se eliminarían los financiamientos a partidos para actividades ordinarias y se desaparecerían los diputados plurinominales o las representaciones proporcionales.
Sin embargo, esta propuesta no logró la mayoría calificada de dos tercios para modificar la Constitución, y entonces el presidente López Obrador siguió insistiendo y presentó su “Plan B”, el cual fue invalidado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Tras casi llegar a la mitad de su gobierno, AMLO planteó una reforma electoral, en la que según el mandatario se evitarían fraudes como las que él padeció en 2006 y 2012
En medio de este debate político, el presidente entregó su último Paquete Económico de 2024, en el cual se pudo haber desquitado con el INE con un menor presupuesto.
Pero al final le otorgó más de lo que el propio organismo solicitó y le asignaron 37 mil 770 millones de pesos, lo que significa el mayor presupuesto que se haya reportado desde 1991, año hasta donde se tiene registro.
Y no es para menos, pues en 2024 estarán en juego 20 mil cargos públicos como la presidencia del país, nueve gobiernos, 128 senadores, 500 diputados y 16 titulares de alcaldías en la capital del país.
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Bajo este escenario, Luis Carlos Ugalde, expresidente del IFE, ahora INE, asegura que no sólo están en juego estos cargos públicos, sino en general la democracia del país, pues en caso de que gane Claudia Sheimbaum, se seguirá debilitando a los órganos autónomos del país, como es el INE; mientras que si gana Xóchitl Gálvez, se respetará la autonomía de estos entes y la división de poderes.
“Si Morena gana la mayoría calificada, el INE va a desaparecer, ya lo anunciaron, Sheimbaum lo dice, lo van a transformar, pero ya no va a ser el INE, eso va a ocurrir (…) Si Xóchitl gana va a respetar la autonomía del INE, seguramente va a plantear una reforma electoral más sensata, ”, dice el exfuncionario a El Sol de México.
Más allá de si gana Gálvez o Sheimbaum, el tema es sobre la ideología que plantea cada candidata. En el caso de Sheinbaum, predomina el populismo, el cual siempre buscará reducir o eliminar las instituciones que representen un obstáculo para el ejercicio del poder político y en este caso, el INE representa un obstáculo, considera Ugalde.
“Entonces, cualquier gobierno populista va a querer achicar, atacar o constreñir, ese es el tema, es lo mismo con la SCJN, con los órganos reguladores, si gana Morena va a ser una tendencia natural seguir atacando al INE, cuestionarlo y quitarle dinero (…) Para el INE será mejor una presidencia con Xóchitl porque seguramente podrá seguir trabajando con mayor autonomía”.
En caso de que gane Claudia Sheimbaum, se seguirá debilitando a los órganos autónomos del país, como es el INE
Luis Carlos Ugalde, expresidente del IFE, ahora INE
Comenta que a lo largo de tres décadas el INE ha ido madurando como institución, y que la gente ha demostrado que le interesa tener organismos autónomos, mantener la división de poderes y sobretodo tener un país democrático, como se observó el pasado 26 de febrero, cuando miles de personas salieron a defender al INE en varios estados de la República.
“El INE sigue teniendo la confianza de la gente, pocas instituciones tienen esa confianza y esa reputación (…) Simple y sencillamente la gente tiene un poder de empoderamiento porque puede votar por uno o por otro y a lo mejor resultan más los gobernantes, pero la gente tiene la sensación de que puede dirigir el destino del país a través de un voto libre”, puntualizó el economista del ITAM y quien presidió el INE de 2003 y 2007, un periodo en el que defendió el triunfo de Felipe Calderón frente al entonces candidato de la izquierda y hoy presidente del país López Obrador.
EL INE NO PUEDE HACERLO TODO
A lo largo de tres décadas, el INE se ha formado principalmente de un servicio civil, hay personas que desde 1990 siguen trabajando dentro de la institución, con lo que el personal cuenta con basta experiencia sobre la estructura y función del INE, expresó Ugalde.
Sin embargo, refiere que cada vez que se propone una reforma electoral, los políticos lo hacen sin tener claro cuáles son las atribuciones del INE, “entonces lo ponen a hacer cosas que a veces son ridículas, por ejemplo, como regular el contenido de las campañas y ahí es donde el INE está sometido a cosas que a veces no funcionan”.
Para Ugalde, el INE no debería estar regulando las precampañas ni su contenido, como tampoco estar supervisando quiénes publican spots o al mismo presidente cuando hace un comentario al margen de la ley.
“Las atribuciones legales del INE son enormes y eso creo que cambia la carga de la prueba y responsabilidad, creo que eso debería estar en los partidos que se sometan a un proceso de responsabilidad política y legal para hacer lo que la ley dice; pero aquí es el INE el que tiene que andar persiguiendo a los partidos y a los políticos para que cumplan”.
Para Ugalde es más contundente y transparente que los partidos sean los que refieran el costo de cada acción que realicen en materia de campañas electorales.
“El único tema importante es la libertad de expresión plena, siempre y cuando sepamos el costo de esa libertad, cuánto costó el espot, cuánto costó el espectacular y quién lo pagó”.
El exfuncionario considera que 2024 será un gran desafío para el INE, especialmente porque si Sheinbaum no gana, López Obrador rechazará los resultados y podría volver a generar un caos. Pero si gana Morena, el futuro del INE será incierto.
Ugalde concluye que, en caso de que gane el populismo que dice representa Morena, México seguirá jugando un papel importante para organizaciones internacionales como el FMI o el Banco Mundial.
“México luce como un país de bajo riesgo globalmente porque enfrente tenemos otros países que tienen situaciones desastrosas como Argentina que tiene una situación delicada, está Venezuela, Colombia y América Central (…) si cambiara la composición de la Corte entonces creo que sonará una alarma roja a nivel global y creo que organismos como FMI o la OCDE van a prender alarmas rojas, pero tampoco van a expulsar a México porque es un país económicamente importante”.
Ugalde resume que el problema de los gobiernos populistas es que eventualmente devienen en autoritarismo por varias razones: primero porque a lo largo del tiempo se va degradando el populismo por la corrupción y degradando porque no pueden resolver problemas como la inseguridad, y por lo cual, la gente se cansa de la retórica populista.
“Ahora en este momento no sabemos qué va a pasar, las reglas democráticas siguen más o menos funcionando, veremos qué pasa con el siguiente gobierno, pero podríamos entrar en una fase de autoritarismo o de normalización, depende quién gane y por cuánto gane, pero si hay un riesgo de entrar en una fase de autoritarismo”.