“Antes no había esas protestas, empezaron con nuestro gobierno”, fue una de las quejas que ayer por la mañana espetó el presidente Andrés Manuel López Obrador ante la ola morada que horas más tarde tomaría las calles del país, como cada 8 de marzo, para reivindicar las banderas feministas.
En un país como México, donde el año pasado fueron asesinadas de manera brutal diez mujeres cada día y se denunciaron 45 violaciones sexuales diarias, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SENSP), el mandatario volvió a ver moros con tranchetes en los movimientos que exigen justicia.
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La conferencia mañanera inició con un reconocimiento del Presidente a las mujeres que han luchado “en otros tiempos… de todas las clases sociales, de todas las culturas, de todas las regiones de nuestro país”. No podía faltar la mención “a las que lucharon en la Independencia, en la Reforma y en la Revolución”, mientras lo arropaban las protagonistas de su Cuarta Transformación.
Como ejemplo de que a su administración le importa la igualdad de género presumió el nombramiento de Olga Sánchez Cordero como la primera secretaria de Gobernación, aun cuando ella ha lamentado en otros foros la misoginia que impera en varios miembros del gabinete de seguridad, que no toman en cuenta su opinión.
Pero al hablar de las mujeres que protestan en estos tiempos, el discurso del mandatario fue menos comprensivo.
“Somos distintos a los conservadores, que ahora se disfrazan de feministas y se molestan porque se puso una valla para evitar la violencia”, fue su primera referencia a las marchas con motivo del Día Internacional de la Mujer que llegarían horas después hasta el amurallado Palacio Nacional.
Conforme los minutos pasaban, López Obrador desenmarañaba las fuerzas obscuras que desde su perspectiva manipulan la indignación de adolescentes, mujeres y niñas.
“No estamos en contra de las mujeres ni del movimiento feminista, estamos en contra del autoritarismo… El conservadurismo es sinónimo de autoritarismo, que no se olvide. El autoritarismo se alimenta del pensamiento de Hitler, del pensamiento también de Stalin, del pensamiento de Franco, del pensamiento de Pinochet. Eso es el autoritarismo”.
Mientras el tabasqueño proseguía en su discurso justificando que la valla metálica colocada alrededor de Palacio Nacional “se puso porque están muy molestos los conservadores y son chuecos y muy hipócritas”, algo inusual sucedía en sus redes sociales.
Durante la transmisión oficial de la mañanera, en sus sitios de Facebook y Youtube, donde lo habitual son las loas al Presidente y los ataques a sus críticos, cientos de mujeres comenzaron a protestar virtualmente con los hashtags #NoSoyBotNiDePartido, #8M2021, #NiUnaMenos, #RompeElPacto, #NiUnAgresorEnElPoder y #UnVioladorNoSeráGobernador, estos últimos en rechazo a la insistencia de Morena de postular a Félix Salgado Macedonio como su candidato a la gubernatura de Guerrero pese a las acusaciones de abuso sexual que hay en su contra.
En un abrir y cerrar de ojos, la adulación a la figura presidencial fue opacada por emojis de corazones morados y verdes. Cientos de consignas exigían al gobierno federal igualdad y justicia para las mujeres asesinadas, desaparecidas, y todos los casos de violencia de género que han quedado impunes.
Mientras la protesta virtual crecía, el mandatario seguía enfrascado en lo que parecía ser un nuevo complot en su contra. “Antes no había protestas, empezaron con nuestro gobierno”, “basta de hipocresía”, “están buscando por todos lados cómo dañarnos”, “no podemos permitir el que haya esta manipulación”, “ya rompimos el pacto, pero el pacto que había con la oligarquía”, “el propósito es quemar la puerta del Palacio (Nacional)”, “no ponemos la valla y entonces hay que poner a granaderos”, arengaba cada vez que salía el tema.
En paralelo vino lo impensable. Tras una semana fuera de reflectores, Salgado Macedonio decidió aprovechar el 8M para reaparecer. “Mi respeto y admiración a las mujeres de nuestro estado (Guerrero), México y todo el mundo. ¡Que vivan las mujeres!”, escribió en un mensaje de Twitter que sólo acrecentó más la indignación y sumó un hashtag más a la lista: el de #cínico.
Casi a la par, Morena sufría una baja más en sus filas. La activista Estefanía Veloz renunció a su militancia al considerar que el partido “le ha dado la espalda y traicionado a las mujeres”.
En una carta dirigida a Mario Delgado, presidente del partido, la abogada feminista y proaborto consideró “que la candidatura de Félix Salgado Macedonio, acusado de violación y acoso sexual por varias mujeres, contradice totalmente la lucha social que le dio origen a Morena”.