Teresa Bracho, consejera presidente del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), señaló que el órgano que preside no ha sido un instrumento persecutor de los maestros y subrayó que es una percepción que se basa en mitos y mentiras.
Al participar en la última de las mesas de trabajo que conforman las Audiencias Públicas para discutir la iniciativa de reforma educativa que propuso el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que se realiza en la Cámara de Diputados, la consejera presidente del INEE cuestionó que se desaparezca al instituto que preside, el cual cuenta con 16 años de labor, sólo porque “se le percibió como un instrumento persecutor para el magisterio”, lo cual dijo que es una percepción basada en mitos y mentiras.
Asimismo, señaló que desaparecer al INEE, como lo ha planteado el presidente López Obrador, es evitar que se cuente con información de qué hace la autoridad educativa en los diferentes niveles de gobierno.
Además, resaltó que la autonomía para la evaluación educativa es indispensable, pues sostuvo que “ser juez y parte en el proceso de evaluación conlleva a incurrir en errores, en ausencias de información o establecer preferencias deliberadas”.
Por lo anterior, alertó que con la eliminación de la autonomía para la evaluación educativa “se corre el riesgo de pasar de una evaluación que ha sido calificada de unitiva a una realizada a modo” y con ello expresó que la evaluación educativa quedaría a la deriva de intereses políticos, partidistas o gremiales”, puntualizó.
Dijo que, de ocurrir esto, “prevalecerán los intereses políticos por encima del interés superior de la niñez” y alertó: “No podemos hacer de los niños rehenes de los vaivenes políticos”.
Para concluir, explicó que “no contar con un organismo autónomo que evalúe el cumplimiento del derecho asentado en la constitución es volver al oscurantismo” y por eso el INEE ha tenido siempre como objetivo la defensa de del derecho a una educación para todos.