"Yo no soy Gustavo Díaz Ordaz. Yo no soy represor", autodefinió Andrés Manuel López Obrador al diagnosticar la vida interna -cacicazgos, liderazgos infames, practicas humillantes, corrupto manejo de recursos, exigencias a sometimientos malvados- de escuelas normales rurales. "Las apoyo. Se les dota de lo necesario y más. Pero tengo informes de prácticas degradantes, exclusiones, manejo discrecional de dinero que se les envía. Líderes se lo embolsan. Llegan al extremo de condicionar lealtad por acceso a comedor. ¡eso no puede ser!
Términos duros, secos; reproche. Advertencia cargada de intención. Sabe el Presidente Andrés Manuel López Obrador los "teje manejes" que caracterizan a líderes y mandos en las Normales Rurales. Acorazados e insaciables pseudo dirigentes se eternizan ahí. Alcanzan rango de "fósiles". De las escuelas Normales Rurales -siempre exigentes, siempre en urgencia de dinero, siempre mal avitualladas e insuficientes, siempre movilizadas "para hacerse ver" -según un reportero que planteó ayer sus imperiosas necesidades al Presidente de México.
"Me importa mucho que esas escuelas funciones muy bien. Que asistan a ellas hijos de campesinos, de obreros. Que cuenten con los mejores materiales. Que ahí se imparta educación gratuita y de excelencia. Y también que los jóvenes -futuros educadores- reciban buen trato y excelente alimentación- Instruí a la Secretaría de Educación Pública que se dote a los egresados de las escuelas Normales de su "plaza de trabajo", su base apenas concluyan sus estudios.
"Tengo informes de que ahí se somete a los estudiantes a prácticas que lastiman dignidad. Atropello a Derechos Humanos son exigencias que los caciques de esos centros de estudio imponen a los recién llegados. Tengo informes de que el dinero que se entrega directamente, no llega a manos de los muchachos. Que hasta se obliga a tareas riesgosas a los que quieren acceder al servicio de comedor.
"Un incidente -una toma, una protesta- que incluía apoderarse de una caseta de cobro en la carretera, el asalto a un transporte costó la vida de dos estudiantes. Muchachas a las que se obligó a esa maniobra como prueba a su lealtad a la lucha y a los principios que sus líderes enarbolan. "Muy triste que esas jovencitas murieran al estrellarse en el pavimento", deploró López Obrador quien conoce al dedillo lo que ahí se hila.
El Presidente observó que hay cacicazgos hasta "en universidades. Ya que gozan de autonomía -advirtió - yo no voy a meterme en su vida interna. Pero es tiempo de liquidar esos añejos poderes. Recomendó que los obreros, los trabajadores y empleados que integran sindicatos en esas Casas de Estudio se animen a realizar elecciones "limpias, libres y democráticas". Los sindicalistas tienen la palabra. Ellos son los dueños de su voluntad. Del clima en que desean desarrollar su trabajo. A ellos toca hacer realidad la vida democrática.
"Ya lo dijo Don Benito Juárez: El que quiera ser libre… ¡Lo será!”.