En el marco de la discusión de la reforma eléctrica enviada por el presidente Andrés Manuel López Obrador al Congreso de la Unión, que se pretende votar la siguiente semana, altos funcionarios del gobierno de Joe Biden han visitado al mandatario mexicano en al menos ocho ocasiones en lo que va del año.
Y conforme pasan las semanas –y las visitas– el presidente López Obrador endurece más su discurso contra el país vecino, que ha incrementado las presiones para que la iniciativa no prospere tal como está planteada debido a que afectará a sus empresas en aras de favorecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
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De reuniones calificadas como “cordiales” a principios de año, el tabasqueño pasó a acusar al gobierno y empresas de Estados Unidos de cabildear en los poderes Legislativo y Judicial en contra de su reforma. “Me consta, pues han venido a eso, a plantearnos que no están de acuerdo, incluso a insinuar que se viola el tratado (T-MEC), cuando o es cierto”, dijo el miércoles en su conferencia matutina.
Ayer subió de tono su discurso y amagó que si la Casa Blanca decide presionar con demandas a México por violar el T-MEC en caso de que se apruebe la reforma, su gobierno responderá en tribunales internacionales con evidencias de la corrupción que guardan algunas empresas norteamericanas.
“Eso también se lo dije al señor (John) Kerry, muy respetuoso, y se lo he dicho a quienes hacen este planteamiento, de que en el tratado hay un capítulo que obliga a los gobiernos a no permitir la corrupción. Y si nos vamos a tribunales internacionales, vamos a tratar el tema de los que están apoyando lo ilegal por motivos de corrupción, y tenemos las pruebas”.
El mandatario mexicano expresó que es evidente que el gobierno estadounidense está en contra de su reforma e indicó que “hasta una funcionaria de los EU envió una carta amenazante de que estábamos con la iniciativa violando el tratado”.
Esto lo dijo en referencia a la carta que envió la representante Comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, a la secretaria de Economía mexicana, Tatiana Clouthier, en la que advierte que la reforma eléctrica pone en riesgo las inversiones estadounidenses que ascienden a 10 mil millones de dólares.
La primera visita a Palacio Nacional de un funcionario de EU este año fue el 20 de enero con la Secretaría de Energía, Jennifer Granholm. Ese día, López Obrador tuiteó que en el encuentro prevaleció el respeto y el entendimiento. "Tuve una cordial conversación”, dijo.
En semanas posteriores recibió las visitas del subsecretario de Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente del Departamento de Estados Unidos, José W. Fernández; del titular del Departamento de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas; del enviado especial presidencial para el Clima, John Kerry (en dos ocasiones, la última el 1 de abril), y dos más del embajador estadounidense en México, Ken Salazar.
Los reclamos de López Obrador hacia Estados Unidos no se limitan al tema eléctrico. De forma insistente ha denunciado que el gobierno estadounidense financia organizaciones que “golpean” a su administración y recientemente criticó la ayuda inmediata de EU a Ucrania cuando no ha actuado con la misma prontitud con Centroamérica.
Del lado norteamericano han surgido voces en contra de las agresiones a periodistas y el clima de inseguridad que afecta a México, lo que incluso llevó a la suspensión temporal del aguacate nacional a Estados Unidos por amenazas a uno de sus inspectores.
Más recientemente, el miércoles pasado, cuatro senadores estadounidenses enviaron una carta al secretario de Estado, Antony Blinken, alertando de los ataques del fiscal Alejandro Gertz Manero a los opositores del presidente. “Son, con todo respeto, mentirosos”, fue la respuesta de AMLO ayer.
Con información de Saúl Hernández
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