Rosario Robles Berlanga, exsecretaria de Desarrollo Social, está por cumplir dos años nueve meses en el Centro Femenil de Reinserción Social de Santa Martha Acatitla. Hasta ahora, calcula haber leído más de 90 libros, la mayoría sobre meditación y populismo.
“Fíjate, he leído mucho sobre populismo y descubrí que los gobiernos populistas son misóginos, retrógradas, antimujer, y nos miran con esa ideología del padre, del sometimiento, desde una postura de heroicidad” donde las mujeres no valen nada, comentó la exfuncionaria en entrevista con Sem México vía telefónica desde el penal de Santa Martha
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Diagnostica que en materia de género –y otros asuntos– “estamos viviendo una regresión tremenda”, están en vilo todos los derechos de las mujeres.
A cambio de lo que sucede en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, reconoció, son un avance las sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Con voz clara y bien de salud –pero con un dolor de la ciática porque se afectó un disco en la columna vertebralcontó que está empujando una nueva legislación para la libertad de aquellas personas sin sentencia, sin debido proceso, sin justicia, y lo hace en gestiones con los senadores interesados, en reuniones telefónicas.
Y ahí en Santa Martha, desde el 12 de mayo pasado, todos los días, hombres y mujeres, de la Defensoría Pública Federal, acuden a revisar con diligencia decenas de expedientes para identificar todos los casos que se pueden enderezar o asesorar, unos 200 por ahora, como lo ofreció Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, ministro presidente de la Suprema Corte en la visita que hizo al penal el 11 de mayo.
Confía que, de esta acción, algunas mujeres podrán estar pronto en libertad, porque “ya viste, eso de la amnistía, nada, ni una sola mujer ha sido beneficiada”.
Contó que le volvió a escribir al presidente López Obrador para darle a conocer la resolución de un Tribunal Colegiado que concluyó que en su caso no hay causa para su detención preventiva y recordarle que es inocente. Pero ya tiene casi mil días confinada.
Ahora, en Santa Martha, donde la rutina penitenciaria la absorbe, “hago mucho ejercicio”. A partir de las 8:00 de la noche en que todas las internas regresan a sus estancias –celdas– hay tiempo para todo: leer, escribir, reflexionar.
La cárcel la ha cambiado. Recordó los antecedentes de aquel 11 de mayo, cuando las internas organizaron de 10 en 10, una oración ecuménica. Cuando las luces se apagaron para dormir, lo que sucedió fue un murmullo en toda la cárcel. Las mujeres oraron para que en la reunión con el ministro presidente de la Corte las escuchara.
Y ahí Záldívar Lelo de Larrea escuchó historias desgarradoras; estuvo acompañado, además de su esposa, de varias personas, entre ellas una mujer joven, “la pude ver cómo lloró todo el tiempo”.
Rosario Robles Berlanga fue confinada en un primer momento al área de acceso controlado, sometida a una vista de monitores las 24 horas del día. Ahora está en el área B, donde en una celda de 4X4 viven seis mujeres, “un poco más flexible” porque en el área A estaban hasta 15 mujeres, con un solo baño. Ahí las pláticas y las historias son interminables. Reconoce que fue tomando nota de todo ello, mirando.
VOLVER A LAS ANDADAS
En la charla con SemMéxico, vía telefónica, la también extitular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano en el sexenio anterior, dice que no tiene espacio ni para el odio ni para la venganza. Su pulsión es la política.
Lo que ha hecho es volver a las andadas.
Todo lo de la revisión de los expedientes se desencadenó el 11 de mayo, pero admitiendo sin conceder, ella las fue organizando. Es lo suyo, la política; y su ideología, organizar a las masas.
En 1997 coordinó en el PRD las Brigadas del Sol que llevarían a Cuauhtémoc Cárdenas a ser el primer Jefe de Gobierno electo por votación en las urnas en la historia del Distrito Federal.
Como secretaria de Gobierno inventó una red de promotoras de salud por toda la ciudad para detectar los cánceres femeninos y envió a la Asamblea lo que se conoce como Ley Robles, que no era otra cosa que establecer el mecanismo para que las mujeres violadas –como dicen todos los Códigos Penales– pudieran acceder, sin criminalizarlas, a la Interrupción Legal del Embarazo. Su línea de origen maoísta ha sido de masas, popular, algo muy distinto al populismo.
Y está contenta. En la cárcel fue conociendo las historias de las mujeres y aunque toma distancia, es claro que ella las empujó a hablar y protestar. El 8 de marzo firmaron una carta unas 400 de las mil 400 confinadas.
Robles llegó en agosto de 2019 a Santa Martha Acatitla por la acusación de omisión en un desfalco federal de cinco mil millones de pesos “que no se ha probado”. Y aunque hay 44 instancias involucradas en lo que se conoce como Estafa Maestra, sólo ella está en la cárcel.
Ha dicho que es una presa política. Lo cierto, contó en esta charla, es que no hay delito confirmado o sentenciado en mi caso.
Fue apresada a nueve meses de que llegara a la presidencia de la República López Obrador, también beneficiario de las Brigadas del Sol que ahora se llaman Servidores de la Nación. Y no deja de sorprenderle que “una no cree que algún día va a estar en sitios como éste, pero que puedes ver la realidad de nuestro sistema de justicia y carcelario”.
Cuenta cómo poco a poco conoció esas historias desgarradoras, de mujeres sin sentencia, sentenciadas por cargos ridículos, otras sí, con problemas, como los casos de secuestro, y ello, seguro, aunque no lo dice, le permitió armar esta estrategia. Rosario está de vuelta.
Además, reanuda sus comentarios en radio este jueves. “Me dieron permiso”. Lo hará en Radio Fórmula con Pepe Cárdenas, todos los jueves a las 7 de la noche. Un espacio conocido, desde hace más de 10 años, como Dos gardenias.
Esta es una oportunidad para ser portavoz de las mujeres encarceladas, muchas sin sentencia, otras con sentencias injustas, algunas más involucradas sin razón, aunque “espero no por mucho tiempo”.
Un foro público para compartir con la audiencia nacional sus nuevos conocimientos, sus hallazgos. “En la cárcel hay tiempo para leer y reflexionar”, dice.
NO ESTÁ SOLA
En la cárcel, con requisitos extraordinarios por la pandemia, durante casi dos años sólo podía visitarla una persona. Cada semana por su hija, o alguna de sus hermanas, alguna amiga como Laura Carrera –exjefa de lo que hoy se conoce como Conavim–, le ha permitido mitigar el sentimiento de soledad.
Positiva, se abocó a hacerse muchas preguntas sobre el sistema de justicia. De ahí la iniciativa que discute con los senadores. Una ley que puede crear los mecanismos para acabar con el abuso de la prisión preventiva, establecer límites a esa prisión y lo más importante, mecanismos para que el debido proceso impida que la gente inocente esté detenida injustamente.
En general su salud la sostiene. Pasó por la experiencia del Covid-19, “leve porque ya tenía mis vacunas”, pero un resbalón en el baño le dañó la quinta cervical, y ahora, sobre todo de noche, experimenta dolores en la ciática. Eso no le impide realizar muchas actividades y está sometida a un régimen de ejercicios.
Tampoco se ha permitido que asomen canas, y sabiendo, pensando, insistiendo en que tiene razón y no debía estar confinada, se pinta el pelo, está esbelta. Confía en que muy pronto la decisión del tribunal de amparo le dé la razón.
LA JUSTICIA NO ES PAREJA CON LAS MUJERES
Rosario Robles señala que en México la justicia no ha sido pareja y menos con las mujeres porque se les juzga sin perspectiva de género, lo que se convierte en una deuda del país con la mitad de la población.
Considera que ella es un ejemplo de una justicia no pareja y sí selectiva. Ha dicho en entrevistas de radio y otras, que “cuando es venganza no es justicia”. Y dice que la prisión es estar en la alcantarilla, pero que más tarde o más temprano demostrará su inocencia.
Avizoraba desde su participación en el gobierno de Enrique Peña Nieto, –entrevista con SemMéxico 2018– que muchas mujeres, algunas feministas de izquierda “me despreciaron” por estar en un gobierno del PRI. Le reclamaron incoherencia. Y entonces, en esa entrevista, dijo, con su pulsión política, que estar donde estuvo fue una gran oportunidad para hacer cosas por las mujeres, como la vivienda y dotar a muchas de sus certificados de propiedad de la tierra.
En Santa Martha las presas hacen juntas oración, conversatorios. Como en aquellos años de dirigente universitaria, de promotora del primer encuentro de mujeres trabajadoras, de diálogo con las feministas por el veto de Andrés Manuel López Obrador a liberalizar el aborto.
Como en esos tiempos de su gobierno breve en la capital del país en que se equipararon los salarios de las mujeres policías con los de los hombres y sus investigaciones, con varios libros sobre la condición de las pobres y las mujeres indígenas. Rosario está de vuelta y está sometida a una nueva prueba.