Un dilatado monólogo del Presidente Andrés Manuel López Obrador lo llevó de subsidiar a productores de maíz de Sinaloa "con largueza a los más pobres; a los mínimos", a reiterar su profunda convicción de que "Por el Bien de todos, primero los pobres" , a asegurar que "yo escucho a todos" y a revelar que "Dar la mano al que se queda atrás para que no se rezague y avancemos juntos", esta "en todas las Doctrinas de la Humanidad. Centro del Evangelio".
Rutas, caminos de la palabra. Discurso que refresca la memoria; la aviva. López Obrador expuso en Culiacán, Sinaloa que "existen aquí quienes dicen que yo establezco el comunismo" y añadió que, "un clérigo cuyo nombre no recuerdo" lo propala. Entrecejo muy comprimido. Mirada hastiada. Gesto abrumado. Resentía los elogios inacabables que le dedicó el obsecuente gobernador Quirino Ordaz. "Amigo Presidente" se proclamó. Para luego fustigar a gobernadores desafectos y apreciar que "esta es la hora de estar a su lado y darle todo el apoyo, Presidente".
Caviloso, reconcentrado López Obrador pone en orden sus pensamientos y sopesa:
"De los muchos líderes espirituales que pasaron por nuestro país, el más importante es el Papa Francisco. Sus homilías. Sus discursos. ¡Esplendidos! Pensamiento y palabra para tratar agudos problemas sociales de nuestro tiempo. El Papa produjo aquí ideas muy dignas de recordarse. De divulgarse con amplitud. Con frecuencia. A mí me extraña que no tengan más difusión. Tal parece que a muchos no gusto lo que aquí predico. Como que lo tapan; lo esconden”.
El Papa Francisco - anudó López Obrador- vino a nuestro país y eligió temas que no nos son ajenas. La pobreza, la desigualdad. La juventud. Condición de las mujeres. Realidad de los Derechos Humanos.
Vino Francisco Pontífice Supremo y se manifestó contrario a la vida plagada de lujos y extravagancias. Critico por igual egoísmo e individualismo. El espectro social es su dominio. Sus ideas muy claras; frescas. Por eso lo ubico como el número Uno aquí. E primero de los líderes espirituales del mundo.
E inesperadamente, el Presidente López Obrador dio un viraje a su discurso para desafiar: "Ojalá que los conservadores de nuestro país leyeran estas palabras”. Esta sentencia: ¡Defender al pobre, no es ser comunista!
Leyó. Releyó la oración. Centro del Evangelio, la hallo. "Hoy tenemos que aceptar que hoy vivimos una etapa nueva. En México una intensa transformación. A esta hora debemos asumir que ya no se puede pensar como antes.
"Es que ya no se podía seguir así. Imposible con un gobierno aprisionado. Un gobierno tomado por una minoría. Un gobierno secuestrado. Gobierno para una minoría". Eso exclamo López Obrador, "ya no, No más un gobierno que dé la espalda al pueblo. A derechas este cambio hacia mucha falta".
Avanzamos -aseguró. La pandemia que vivimos retrasa acciones. La pandemia también nos dejara libres de corrupción y con finanzas sanas. Sin impunidad. Y con dinero en Hacienda para los programas sociales. Con nuevas reglas. Flamantes usos. Nosotros no nos endeudamos. Nosotros aseguramos a los Adultos Mayores dinero para sus necesidades básicas. Los paisanos mandan miles de millones de dólares. Se consume. No hay hambre. Tampico escasean los alimentos. Hay dinerito para gastar, comprar. No hay crisis de consumo.
Todo esto -resumió López Obrador- nos ayudara a salir más pronto de la crisis económica.
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