A un año de gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador, el debilitamiento de instituciones y organismos autónomos de contrapeso ha sido constante y progresivo, a través de la imposición de personajes cercanos a la 4T, como sus titulares, consideraron senadores y especialistas.
Tal es el caso de la recién elección de Rosario Piedra Ibarra, excandidata de Morena a una diputación federal, para encabezar la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH); de la designación del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, o de la titularidad en la Comisión Reguladora de Energía, con Leopoldo Vicente Melchi y de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, con Rogelio Hernández Cázares.
A esto hay que sumarle que durante su sexenio, López Obrador podrá proponer a cuatro ministros de la Suprema Corte de Justicia, entre ellos, al sucesor de Eduardo Medina Mora. Ya en el máximo tribunal nacional, colocó a la ministra Yasmín Esquivel Mossa, y al también cercano al gobierno, ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá. También está en puerta el nombramiento de dos consejeros de la Judicatura Federal por parte del Senado, y para éstos suenan nombres ligados a López Obrador, como Loretta Ortiz Ahlf y Verónica De Gyves.
El INE es otro que está en la mira presidencial, con el apoyo de senadores y diputados para reducir a tres años la permanencia del titular. También sería la propia Cámara, con mayoría morenista, la que elija al presidente.
Además, la animadversión de López Obrador contra los organismos autónomos ha quedado de manifiesto durante las conferencias mañaneras, espacio donde en más de una ocasión los ha calificado de “floreos” o “alcahuetes”, acusándolos de hacer mal uso de recursos y de falta de legitimidad ante la ciudadanía.
De acuerdo con Jaime Cárdenas Gracia, académico de la UNAM, “la legitimidad democrática de este gobierno es tan grande y robusta que no requiere tener control de instituciones ni de organismos”. “Hay temores, hay miedos que significan que no hay confianza, los órganos autónomos no tienen confianza en el presidente y por eso sobre-reaccionan, me van a eliminar, me van a abrogar’’, señala el experto, integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas.
El Banco de México fue de los primeros organismos con “la sangre nueva de López Obrador”, ya que colocó como subgobernadores al académico Gerardo Esquivel y al economista Jonathan Heath, ambos cercanos a la 4T.
Cárdenas García añade que “no es bueno apoderarse de las instituciones#, porque además López Obrador no lo necesita. “¿Para qué quiere tener el control de la Corte? ¿Para qué quiere tener el control del INE?, no vale la pena”, afirma.
Agrega que lo que ocurrió en el Senado con la CNDH no tiene que repetirse en otros procesos de designación. “Ojalá que se busquen perfiles, sino independientes, al menos de personas menos vinculados a la Cuarta Transformación, pues eso ayudaría a que exista confianza en las instituciones, legitimaría más al gobierno y se vería que hay un compromiso real con la democracia y el estado de derecho’’, subrayó.
La senadora Kenia López Rabadán acusa, por su parte, que el actual gobierno de López Obrador está obsesionado con el autoritarismo, con una sola visión de país, con solo obedecer sus propios mandatos y eso hace que tanto diputados, senadores y los servidores públicos vean privilegiada una sola visión.
“Acotando Poderes nos lleva a que la gente tenga claro si eso quiere o prefiere un país democrático, y en el 2021 la ciudadanía tendrá que ejercer su voto para definir si quiere un gobierno como este o un país democrático’’, dice.