La corrupción es un cáncer, pareciera ya un lugar común, decir que es un virus a propósito de las mutaciones de virus y que crucialmente muta y destruye, de acuerdo con el organismo que lo está arrojando, así lo consideró la presidenta de la Mesa Directiva del Senado, Olga Sánchez Cordero.
“Como cualquier enfermedad, la corrupción y la impunidad nos hacen perder la tranquilidad y el bienestar”, advierte la exministra.
Al participar como ponente de foro “Día Internacional contra la Corrupción”, la exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, refirió que el cáncer es como cualquier enfermedad, se arraiga, se enraíza, nos cuesta, se disemina, daña de manera diferente los organismos a los que toca, los deja inermes, los vacía, los enferma.
“Y si encuentra un campo fértil, como el sistema global o instituciones lastimadas, se expande y a veces esta expansión es irremediable. Para combatir este mal, la corrupción debe ser denunciada, hecha pública, desvelada”.
Olga Sánchez dijo que, sin esa evidencia, sin esta puesta a la luz, la corrupción como, -y la voy a comparar, como las cucarachas-, vive soterrada, tolerada en la cotidianeidad, solapada en el ámbito popular y el ánimo popular.
La corrupción oculta socialmente por esa tolerancia, campea sin que nadie toque siquiera sus linderos. Contra la corrupción se han hecho y se han expedido muchas leyes, muchas reformas, se han formulado muchos remedios, pero en mi opinión hay uno: “Ser molestamente incorruptible”.
“¿Y por qué digo molestamente incorruptible? Porque la honestidad va dejando en evidencia la perversión de lo que se corrompe. La honestidad despide ese olor contrario al desagradable olor de la corrupción, y quién querrá seguir oliendo el hedor de una corrupción”, dijo Olga.
La diputada de Morena, señaló que, contra la normalidad de lo corrupto, se debe ir oponiendo una nueva normalidad del honesto. Publicidad contra opacidad, persecución contra tolerancia, belleza y ambiente agradable contra oscuridad y contextos adversos.
La ruta emprendida en los últimos años, por las instituciones del Estado Mexicano, indudablemente buscan una transformación cultural y, ese cambio que redefina, que impulse el ánimo del combate por encima de la impunidad, como todos los días, nos lo recuerda el presidente.
“Esa ruta se centra en los valores sociales, sobre todo a través de los principios constitucionales de eficacia, economía, transparencia y honestidad.
“La autonomía e independencia de todas las instituciones que aquí confluyen, sobre todo las que aplican el derecho penal, aquí presente, y el derecho administrativo sancionador, también presentes, son elementos fundamentales para la aplicación de esos principios constitucionales.
La diputada de Morena, señaló que la corrupción, la impunidad, las inmunidades, la rendición de cuentas, la justicia, son temas que de manera constante nos congregan a buscar el fortalecimiento institucional del Estado de Derecho y la priorización de criterios que permitan evaluar de forma clara cómo vamos, hacia dónde queremos llegar en el corto, mediano y largo plazo en cada uno de estos temas.
La interdicción (la restricción de la capacidad jurídica) de la arbitrariedad y la legalidad en la actuación de las autoridades, son principios que siempre se deben aplicar.
Debemos asumir un compromiso moral y ético de contribuir, desde nuestras posibilidades y atribuciones, a la construcción de una democracia deliberativa, mediante el debate informado y una actitud crítica, propositiva y responsable, concluyó la presidenta del Senado.
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