El Partido de la Revolución Democrática (PRD) llega al 30 aniversario sumido en la peor crisis de su historia. A la derrota electoral de 2018 se le suma una desbandada de militantes emblemáticos y deudas que dejan en quiebra técnica al partido que en 2006 se quedó a 300 mil votos de la Presidencia de la República.
Pese a este escenario Ángel Ávila, quien encabeza la dirigencia colegiada del PRD, afirmó que el partido tiene mucho que festejar este 5 de mayo, y lo hará en grande.
“Hay mucho que festejar como PRD. Es un partido que le ha aportado mucho a las libertades civiles de este país, gracias a la lucha del PRD hoy se respeta el voto para elegir a nuestros representantes, hay libertad de expresión y asociación”, dijo el líder perredista.
El Sol Azteca viene de su descalabro electoral más profundo. Con dos millones 959 mil votos obtenidos el año pasado, fue la cifra más baja desde 1991 cuando obtuvo 1.9 millones, pero con la diferencia que en aquel año el Padrón Electoral era de 36.6 millones, y en 2018 fue de 89 millones de ciudadanos.
Surgido en 1989 como resultado del fraude electoral que impidió a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ganar la Presidencia un año antes, el PRD tardó una década en consolidarse como la tercera fuerza política del país.
Para José Fernández Santillán, académico del Tecnológico de Monterrey especialista en partidos políticos, la caída del PRD se debe a que en estas tres décadas jamás pudo institucionalizarse, es decir, siempre dependió de una figura carismática para ser competitivo en las elecciones.
“¿Cómo explicar la debacle del PRD? Porque dejo de tener un caudillo electoral, ya no estuvo Cuauhtémoc Cárdenas como tutor electoral, tampoco Andrés Manuel López Obrador, y ninguna de las tribus tiene alguna figura que lo sustituya”, dijo el especialista.
Después de su primera elección federal en 1991, el PRD comenzó a subir su aceptación entre el electorado. En los comicios de 1994 alcanzó los 5.5 millones de sufragios para la Cámara de Diputados, en 1997 tuvo 7.4 millones y en el 2000 logró 6.9 millones.
También en este periodo logró triunfos históricos en elecciones locales: la victoria de Cárdenas en el Distrito Federal en 1997; la de Ricardo Monreal en Zacatecas en 1998; la de Alfonso Sánchez Anaya en Tlaxcala en 1999; la de Pablo Salazar Mendiguchía en Chiapas y de Andrés Manuel López Obrador en la Ciudad de México, ambas en el 2000.
Es en la primera década de este siglo cuando alcanza su punto más alto. Fueron siete gubernaturas las que ganó el Sol Azteca, incluida la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, entidad que se convirtió en el bastión del partido.
Fue gracias a la figura de López Obrador que en 2006 perdió por 300 mil votos la elección presidencial. A pesar de ello, el partido ganó espacios muy importantes al lograr 151 diputaciones y 36 senadurías, cifra récord.
Ese año logró 11.9 millones de votos en alianza con el PT y Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), para caer a los 4.2 millones en 2009, y ya en 2012 alcanzó 8.1 millones. Cabe destacar que en 2006 se contabilizaron todos los votos de la coalición y seis años después sólo los del PRD, que repitió la coalición.
A pesar de mantener fuerza en la Ciudad de México y ganar otras tres gubernaturas, se estancó en los comicios a la presidencia con un nuevo segundo lugar de López Obrador. Después de ese año, comenzó su declive hasta llegar al fondo donde hoy se encuentra. En 2015 logró 4.3 millones de votos y en 2018 (votos separados) alcanzó sólo los 2.9 millones de sufragios.
En la actualidad sólo tienen un gobernador “puro” del PRD, Silvano Aureoles en Michoacán, y gobierna en alianza en Quintana Roo con Carlos Joaquín González. En otras entidades ganó en alianza con el PAN, pero el candidato es blanquiazul. Mientras, en el Congreso, la representación del Sol Azteca se desplomó: 11 diputados y cinco senadores.
Un partido quebrado
No sólo en el Poder Legislativo se nota la debacle del PRD, también en sus cuentas bancarias. El modelo electoral mexicano establece que el presupuesto de cada partido se dicta de acuerdo a los votos que recibe en las urnas.
De esta manera, mientras que en 2018 el Sol Azteca recibió 498.1 millones de pesos, para este año dispondrá de 396.9 millones de pesos; casi una quinta parte menos en términos presupuestales.
Esa es el presupuesto en bruto, pues todavía hay que reducirle descuentos por multas. Por ejemplo, en mayo le correspondían 33 millones, pero el INE le retuvo 10.4 millones para cubrir las multas; por eso, sólo recibe 22.6 millones de pesos.
A eso hay que sumarle las multas del partido por otros conceptos, tales como impuestos.
La acumulación de deudas tiene en una situación crítica al partido. En noviembre del año pasado, El Sol de México publicó que, para justificar el despido de 193 trabajadores, el PRD presentó a la Junta de Conciliación y Arbitraje un dictamen contable donde reconocía un boquete financiero de 9998 millones 182 mil pesos, lo que lo ponía en quiebra técnica.
“El partido político se ubica actualmente en una situación de insolvencia financiera, que pone en riesgo incluso su permanencia política por la disminución del flujo de recursos proveniente del erario público, lo que lo imposibilita para hacer frente a sus compromisos de carácter económico. Se presenta en este momento un importe por concepto de pasivos que suman la cantidad de 998 millones 182 mil 133.37”, dice el documento.
La crisis financiera obligó al instituto político a aplicar un plan de austeridad, con la reducción tanto del número de trabajadores como en los salarios que perciben cada uno de ellos.
“Porque le llaman quiebra técnica simplemente y sencillamente porque no vamos a poder sostener la nómina que traía el partido”, comentó en noviembre pasado el secretario de Administración y Finanzas, Manuel Cifuentes Vargas.
AMO, Morena y la caída del PRD
Desde la aparición de Morena, hubo una desbandada de militantes perredistas al movimiento encabezado por López Obrador. Símbolos perredistas como Pablo Gómez, Ifigenia Martínez, Alejandro Encinas, Marcelo Ebrard, Dolores Padierna, Porfirio Muñoz Ledo, entre otros, dejaron el Sol Azteca para apoyar al tabasqueño. Otros, como René Bejarano, prefieren permanecer sin partido por el momento.
Pero el gran error fue la alianza con el PAN. Tal vez ilusionados por los buenos resultados de los comicios locales de 2016, el PRD aceptó ir con el panista Ricardo Anaya para 2018 con resultados devastadores en su contra.
“La coalición a la que se integró el PRD fracasó por el candidato que la encabeza. Es irrebatible la evidencia de nuestro voto cruzado, nos equivocamos. Es posible que, con un candidato propio, el resultado electoral no hubiera sido peor, en cambio el beneficio político sería mucho mayor”, dice el informe “Balance electoral 2018” elaborado por la Secretaría Electoral del Sol Azteca.
En este punto coincide Fernández Santillán al afirmar que la alianza con Acción Nacional fue el peor error, que ahora están pagando.
“Sin figuras carismáticas es que optaron por apoyar a Ricardo Anaya, que ha sido el peor error que ha cometido el PRD porque ideológicamente el PAN y el PRD son el agua y el aceite”, dijo.
Pero el académico abrió una esperanza para el futuro cercano: el de reagruparse como una fuerza socialdemócrata, corriente que está reviviendo en diferentes partes del mundo como en España, con el triunfo de PSOE, o la misma Canadá, donde Justin Trudeau podría ser un aliado para formar un bloque en América del Norte.
Para levantarse, el partido comenzó una campaña de reafiliación, lo cual servirá para depurar su padrón, el cual, según la última actualización del INE, es de 5.2 millones de ciudadanos,
Esta cifra descuadra la realidad, ya que es el doble de los votos obtenidos en julio pasado, y es el segundo número más alto de afiliados, sólo detrás del PRI que dice contar con 6.3 millones de militantes.