Una revuelta, un riesgo de lo que poco que se ha hablado previó a la fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD). “¡Queremos las armas!”, gritaba la gente harta de un sistema presidencialista autoritario, fraudulento y antidemocrático.
Y en cada mitin de protesta posterior a las elecciones presidenciales de 1988, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, el hijo del Tata, ofrecía una salida pacífica, consciente de no exponer a sus seguidores a una masacre de aquellos que clamaban enfrentar al gobierno, al Estado mexicano.
“Las armas son lo único que puede impedir el fraude”, se escuchaba una y otra vez en mítines y concentraciones. Gente radical y México ha tenido tradición de eso, Tiene tradición de los grupos armados, recuerda Elpidio Tovar de la Cruz.
Con 70 años y desde su adolescencia, comprometido con la izquierda, un luchador social con una larga trayectoria política, que fue líder del Partido Comunista en Tamaulipas, diputado por el PSUM y que sigue activo en el Comité Ejecutivo Nacional perredista.
“En 1988 la gente comenzó a movilizarse en todo el país, gente muy radical que pedía las armas, una revuelta. A gritos pedían las armas para enfrentar al gobierno defraudador, pero Cárdenas dio la salida política en una gran concentración en el Zócalo, en agosto, donde planteó la necesidad de crear un nuevo partido político”, narró.
“Sí, había gente que quería una revuelta armada, sobre todo del campo, de Guerrero, Michoacán, del norte del país; obreros, comunidades cristinas y líderes sociales, por eso Cárdenas dio una salida pacífica, porque iba a ser una masacre enfrentarse con el Estado, Cárdenas dijo, ¡no! Construyamos un partido que saque del poder al PRI, que lo saque del Palacio Nacional a la fuerza de votos, a crear la democracia. Ahí surge la idea del PRD”.
LA HERENCIA DE LA IZQUIERDA
Economista, universitario y actual director de formación política del PRD, Elpidio Tovar reseña que la salida fue crear el PRD y el 5 de mayo la gran asamblea nacional constituyente. Pero no fue fácil, había obstáculos.
Al crear un nuevo partido, el registro sería negado, porque el gobierno tenía el control absoluto de los órganos electorales, dependía de la Secretaría de Gobernación, entonces se acordó que el registro del Partido Comunista de México (PCM), que había pasado al Partido Socialista Unificado de México (PSUM), y luego al Partido Mexicano Socialista (PMS), pasará al PRD. El PMS, con su presidente Gilberto Rincón Gallardo, fue el último esfuerzo de unificación de los diferentes partidos de izquierda y último en usar oficialmente la palabra socialista que existió entre los años de 1987 y 1989.
En asamblea, el PMS cambiaba de nombre y asumía el del PRD, cambiaba de estatutos, pero seguía con registro. Fue una salida formal, legalmente establecida para impedir que el gobierno negara el registro. Así surge el PRD, heredero de toda esa lucha del PMS.
El PRD es un largo proceso para unir a las izquierdas en México, que inició por iniciativa del Partido Comunista de México, a principios de los ‘70, con Arnoldo Martínez Verdugo, quien planteó por primera vez un Frente Unido de las Izquierdas para tener fuerza y presencia.
Heberto Castillo también fue impulsor, al igual que Demetrio Vallejo, Valentín Campa, Eduardo Valle El Búho, entre otros muchos. Pero Arnoldo Martínez fue quien escribió los textos, artífice del proceso de unificación, quien dio fruto con el PSUM, esto después de que el Partido Comunista lograra su registro legal en 1975 y participara en elecciones tres años después.
Coincidieron distintas fuerzas políticas como el Movimiento de Acción Popular, donde participaban José Woldenberg, Arnaldo Córdova, entre otras personalidades académicas, intelectuales y politólogos.
LA HISTORIA NEGRA DE PORFIRIO MUÑOZ LEDO
Se suman otras fuerzas políticas como Alejandro Gascón Mercado, con el Partido del Pueblo Mexicano, una escisión del Partido Popular Socialista (PPS). Se dividió porque en Nayarit (1975) Gascón ganó la gubernatura, que le arrebató el PRI, en ese entonces dirigido por el político Porfirio Muñoz Ledo.
Muñoz Ledo, en una maniobra sucia, para mantener la gubernatura le ofreció a Jorge Cruickshank García, entonces líder del PPS, una senaduría para dejar en la gubernatura al priista Rogelio Flores Curiel. Por eso rompe Gascón y forma el partido PPM.
“Porfirio se burló de la voluntad popular e impuso a Flores Curiel y el PPS se prestó a la componenda priísta”, relata Elpidio Tovar, formados con ideólogos, aquellos que en los años setenta gritaban por una lucha armada y del otro lado, de quienes buscaban el rumbo de las masas para cambiar al país.