El gobierno de la Cuatroté sustituirá 102 mil lámparas fluorescentes por LED, e igual número de aires acondicionados en mil 350 edificios de oficinas de la Administración Pública Federal.
El programa de ahorro de energía financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) busca disminuir 40 por ciento el consumo eléctrico y un ahorro anual de 10.2 millones de dólares.
De acuerdo con información a la que El Sol de México tuvo acceso, el plan entrará en operación en las próximas semanas y tendrá un costo de 30 millones de dólares.
México firmó en febrero de 2018 un contrato de préstamo que prevé un pago único de amortización a realizarse en octubre de 2032, aunque los intereses del préstamo tendrán que ser cubiertos por el Gobierno mexicano los días 15 de los meses de abril y octubre de cada año.
Los recursos fueron transferidos a través del Fondo para la Transición Energética y el Aprovechamiento Sustentable de la Energía (Fotease), creado a partir de la entrada en vigor de la Ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables y el Financiamiento de la Transición Energética, en noviembre de 2008, durante la administración de Felipe Calderón.
El dinero se usará para la compra e instalación de 102 mil lámparas LED y 102 mil aires acondicionados, equipos que en la actualidad son responsables en conjunto de 67.9 por ciento del consumo total de electricidad de los dos mil 258 edificios propiedad de la Federación.
El paso previo para la puesta en marcha del programa ya concluyó con la entrega a 16 dependencias del Convenio de Colaboración para su implementación con la Secretaría de Energía, que será la ejecutora del proyecto.
En este grupo están incluidas cinco secretarías de Estado, la Fiscalía General de la República (FGR), el Instituto Nacional Electoral (INE), el Instituto Mexicano del Petróleo y el Instituto Nacional de Migración (INM).
Desde 2012, la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (CONUEE) estableció mecanismos para promover la eficiencia energética en instalaciones de la Administración Pública Federal, pero los resultados fueron marginales debido a que no se contaba con un esquema de financiamiento para ampliar sus alcances, según se reporta en los informes de resultados de ahorro de energía de la APF publicados por CONUEE para los años 2015 y 2016.
En esos años, el consumo de energía en México aumentó 7.2 por ciento, mientras que la producción registró una caída de 6.6 por ciento. De los años más recientes la dependencia no cuenta con cifras.
Durante la pandemia las actividades de las dependencias y entidades participantes en el Programa se redujeron, lo que ha ocasionado una baja de tres por ciento en el consumo de energía eléctrica en los inmuebles públicos
En una primera etapa, 128 edificios participarán en el programa de sustitución de los equipos por tecnologías de alta eficiencia. Una segunda etapa prevé el desarrollo de un sistema de monitoreo a distancia del consumo y de los ahorros en los edificios, así como una herramienta electrónica para facilitar la coordinación entre instituciones. Después se incluirá a los mil 122 edificios restantes.
Los resultados del proyecto servirán para demostrar su viabilidad, lo que contribuirá a extender su implementación en otros edificios públicos, hospitales y escuelas públicas de todo el país.
Los nuevos equipos fueron adquiridos a través de una compra consolidada, a fin de garantizar la reducción de costos y tiempos de transacción; así como el aumento de rentabilidad del proyecto, según se lee en los documentos.
“Se estima que la sustitución de equipos de iluminación y aire acondicionado en oficinas de la APF logrará ahorros que ascienden a 115 GWh/año en consumo eléctrico y 10.2 millones de dólares anuales en facturación, lo que implica que el periodo simple de recuperación del programa sería de alrededor de cuatro años”, destaca el texto.
El programa de eficiencia energética prevé la posibilidad de un “efecto rebote” que eleve la facturación hasta 30 por ciento en los primeros tres meses de su aplicación.
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“La preparación de la operación puso especial atención para evitar el denominado ‘efecto rebote’, que se origina al sustituir equipos de alto consumo por tecnologías eficientes, lo que puede propiciar un consumo excesivo de energía dado el menor gasto por este concepto. Aun si se genera un efecto rebote significativo, se deben considerar las ganancias en el bienestar de los usuarios, por lo que la línea base de los programas de eficiencia energética debe asegurar la calidad del servicio energético”, agrega.
En Latinoamérica, países como El Salvador ya han implementado programas similares en edificios públicos y los ahorros obtenidos fueron de 584 MWh/año y 125 mil dólares al año, con un periodo simple de recuperación de las inversiones de 2.65 años, de acuerdo con información del BID, organismo que también financió a la nación centroamericana.