Al ofrecer una disculpa pública a los sobrevivientes y familiares de las víctimas de la masacre en Allende, Coahuila, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, aseguró que el Cártel de Los Zetas en conjunto con las autoridades municipales fueron los causantes de que se diera este hecho que enlutó a toda la comunidad.
“Bajo el soslayo de los funcionarios de otros ordenes de gobierno (los Zetas) desequilibraron la vida de la comunidad, en uno de los hechos más violentos de nuestra historia reciente”, dijo Sánchez Cordero.
La encargada de la política interna del país, mencionó que las autoridades de alto nivel “sabían que esta organización criminal tenía planeado realizar un ataque en Allende y acordaron con ellos no entrometerse”.
“A pesar de ser garantes de la seguridad e integridad física de los habitantes, a pesar de las llamadas de auxilio, tomaron la decisión de no intervenir, peor aún también funcionarios públicos fueron los que levantaron a los pobladores y los entregaron a esta organización criminal sabiendo cuál sería su destino”, dijo la secretaria.
En este municipio, entre el 18 y el 20 de marzo de 2011, un grupo de sicarios de Los Zetas terminó con la vida de 300 personas, desapareció a 28 más y generó un desplazamiento forzado de familias que huyeron ante estos hechos de violencia.