/ viernes 15 de diciembre de 2017

Senado continúa discusión de la Ley de Seguridad Interior

Se perfila su aprobación en lo general por la mayoría de PRI, Verde y los senadores “rebeldes” de Acción Naciona

La Ley de Seguridad Interior dividió al Senado de la República. Los 9 cambios y un quinto  transitorio a la minuta que hicieron PRI y PAN no convencieron a la oposición. El debate que inició al filo de las tres de la tarde, continuaba al cierre de esta edición. Se perfila su aprobación en lo general por la mayoría de PRI, Verde y los senadores “rebeldes” de Acción Nacional.

Largo, muy largo debate que se tornó agresivo y crudo en momentos ante las encontradas opiniones y posicionamientos de las fuerzas políticas en la Cámara Alta por este nuevo ordenamiento que busca  legitimar y dar certidumbre a las labores de coadyuvancia de las Fuerzas Armadas con las autoridades civiles en materia de seguridad interior.

Y así como en el exterior estuvo sitiado el recinto senatorial por los ciudadanos que se oponen a su aprobación, este ánimo permeó entre los legisladores. Con mucha diplomacia parlamentaria pero no dejaron de aflorar las divergencias por las diferentes ópticas de ver este nuevo ordenamiento.

“Es una ley de mierda, expresa la vileza de un hombre débil, arrodillado ante los Estados Unidos y al poder militar, que vino aquí a sembrar miedo, impotencia y rabia. Es el preludio de la militarización del país, lo quieran reconocer o no. Da licencia para matar y para violar los derechos humanos”, dijo Layda Sansores (PT), ya en la hora sexta del debate.   

Pero no fue el sentir de Ernesto Gándara (PRI) quien dijo que las Fuerzas Armadas han tenido una actuación  medular que se caracteriza por un inquebrantable patriotismo, incuestionable lealtad y probado compromiso. “No es casualidad que sea la institución con mayor respeto, confianza, credibilidad y admiración en nuestro país”.

Hubo de todo como en botica como los constantes llamados de Layda Sansores (PT) a la Presidencia de la Mesa Directiva por falta de quorum: el primero al filo de las 17 horas, cuando desde su escaño llamó la atención al líder cameral Ernesto Cordero ( PAN) que no había ni 40 senadores en el salón de plenos. “Ni la presidenta de la Comisión de Gobernación se encuentra en su escaño”, señaló.

Pero ni tarda ni perezosa, la aludida Cristina Díaz (PRI) quien se encontraba en el salón, pero no en su escaño, le respondió molesta: “Aquí estoy, aquí estoy, no estoy sentada”. 

¡Falso que la intención del Gobierno de la República sea militarizar el país! ¡No se pretende que las Fuerzas Armadas estén al frente de las acciones de seguridad de manera permanente! El mayor interés de todos es salvaguardar los derechos humanos y sus garantías, puntualizó al presentar el dictamen la presidenta de la Comisión de Gobernación, Cristina Díaz (PRI).

Pero no fue el sentir de Alejandro Encinas (sin partido), al presentar su voto particular, precisó: “No queremos una nueva guerra sucia en el proceso electoral del 2018. No queremos a las Fuerzas Armadas en nuestras vidas, ni en los asuntos políticos de la nación”. Sostuvo que esta Ley socava los derechos y libertades de los mexicanos porque somete a la población civil a la autoridad militar”.

Y ejemplo de esta división, la hizo el coordinador del PAN, Fernando Herrera. Reconoció que “en nuestro grupo parlamentario hay dos sensibilidades y dos visiones de abordar este asunto. Cada senadora y senador del Grupo de Acción Nacional expresará en su voto su propia sensibilidad sobre el tema”.

“La Ley de Seguridad Interior no establece certidumbre  jurídica para nadie. No contiene procedimientos claros, no incluye los derechos humanos. Todo se engloba en una burbuja oscura, ajena a la democracia, a los valores y a los principios que establece la Constitución”, aseguró Dolores Padierna (PT).

Pero Sofío Ramírez (PRI), habló por los que no tienen voz, por los que tienen miedo en la Sierra, en la Montaña, por lo que no tiene académicos que les hagan un análisis  de su condición de vida. “Guerrero también es parte del territorio nacional. Nosotros reconocemos la labor de las Fuerzas Armadas, que sin su presencia no habría turismo en Zihuatanejo, en Taxco, en Acapulco y con esta ley  se les da certeza jurídica  para salvaguardar a las instituciones invadidas por la delincuencia organizada”, dijo al filo de las 23 horas, ya a casi 8 horas de debate.

Se presentaron testimonios en un monitor que presentó Mario Delgado (PT). “El país camina peligrosamente en la cuerda floja en esta espiral de sangre y violencia. Son 210 mil las muertes en los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña”, dijo.   

Esta nueva Ley define a la seguridad interior como la condición que proporciona el Estado mexicano para salvaguardar la permanencia y continuidad de sus órdenes de gobierno así como el desarrollo nacional mediante el mantenimiento del orden constitucional, el Estado de Derecho y la gobernabilidad democrática en todo el territorio nacional.

Las modificaciones fueron a 9 artículos y la adición de un quinto transitorio, que se aprobaron integrarlas al texto del dictamen con 74 votos a favor y 28 en contra.

 

La Ley de Seguridad Interior dividió al Senado de la República. Los 9 cambios y un quinto  transitorio a la minuta que hicieron PRI y PAN no convencieron a la oposición. El debate que inició al filo de las tres de la tarde, continuaba al cierre de esta edición. Se perfila su aprobación en lo general por la mayoría de PRI, Verde y los senadores “rebeldes” de Acción Nacional.

Largo, muy largo debate que se tornó agresivo y crudo en momentos ante las encontradas opiniones y posicionamientos de las fuerzas políticas en la Cámara Alta por este nuevo ordenamiento que busca  legitimar y dar certidumbre a las labores de coadyuvancia de las Fuerzas Armadas con las autoridades civiles en materia de seguridad interior.

Y así como en el exterior estuvo sitiado el recinto senatorial por los ciudadanos que se oponen a su aprobación, este ánimo permeó entre los legisladores. Con mucha diplomacia parlamentaria pero no dejaron de aflorar las divergencias por las diferentes ópticas de ver este nuevo ordenamiento.

“Es una ley de mierda, expresa la vileza de un hombre débil, arrodillado ante los Estados Unidos y al poder militar, que vino aquí a sembrar miedo, impotencia y rabia. Es el preludio de la militarización del país, lo quieran reconocer o no. Da licencia para matar y para violar los derechos humanos”, dijo Layda Sansores (PT), ya en la hora sexta del debate.   

Pero no fue el sentir de Ernesto Gándara (PRI) quien dijo que las Fuerzas Armadas han tenido una actuación  medular que se caracteriza por un inquebrantable patriotismo, incuestionable lealtad y probado compromiso. “No es casualidad que sea la institución con mayor respeto, confianza, credibilidad y admiración en nuestro país”.

Hubo de todo como en botica como los constantes llamados de Layda Sansores (PT) a la Presidencia de la Mesa Directiva por falta de quorum: el primero al filo de las 17 horas, cuando desde su escaño llamó la atención al líder cameral Ernesto Cordero ( PAN) que no había ni 40 senadores en el salón de plenos. “Ni la presidenta de la Comisión de Gobernación se encuentra en su escaño”, señaló.

Pero ni tarda ni perezosa, la aludida Cristina Díaz (PRI) quien se encontraba en el salón, pero no en su escaño, le respondió molesta: “Aquí estoy, aquí estoy, no estoy sentada”. 

¡Falso que la intención del Gobierno de la República sea militarizar el país! ¡No se pretende que las Fuerzas Armadas estén al frente de las acciones de seguridad de manera permanente! El mayor interés de todos es salvaguardar los derechos humanos y sus garantías, puntualizó al presentar el dictamen la presidenta de la Comisión de Gobernación, Cristina Díaz (PRI).

Pero no fue el sentir de Alejandro Encinas (sin partido), al presentar su voto particular, precisó: “No queremos una nueva guerra sucia en el proceso electoral del 2018. No queremos a las Fuerzas Armadas en nuestras vidas, ni en los asuntos políticos de la nación”. Sostuvo que esta Ley socava los derechos y libertades de los mexicanos porque somete a la población civil a la autoridad militar”.

Y ejemplo de esta división, la hizo el coordinador del PAN, Fernando Herrera. Reconoció que “en nuestro grupo parlamentario hay dos sensibilidades y dos visiones de abordar este asunto. Cada senadora y senador del Grupo de Acción Nacional expresará en su voto su propia sensibilidad sobre el tema”.

“La Ley de Seguridad Interior no establece certidumbre  jurídica para nadie. No contiene procedimientos claros, no incluye los derechos humanos. Todo se engloba en una burbuja oscura, ajena a la democracia, a los valores y a los principios que establece la Constitución”, aseguró Dolores Padierna (PT).

Pero Sofío Ramírez (PRI), habló por los que no tienen voz, por los que tienen miedo en la Sierra, en la Montaña, por lo que no tiene académicos que les hagan un análisis  de su condición de vida. “Guerrero también es parte del territorio nacional. Nosotros reconocemos la labor de las Fuerzas Armadas, que sin su presencia no habría turismo en Zihuatanejo, en Taxco, en Acapulco y con esta ley  se les da certeza jurídica  para salvaguardar a las instituciones invadidas por la delincuencia organizada”, dijo al filo de las 23 horas, ya a casi 8 horas de debate.

Se presentaron testimonios en un monitor que presentó Mario Delgado (PT). “El país camina peligrosamente en la cuerda floja en esta espiral de sangre y violencia. Son 210 mil las muertes en los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña”, dijo.   

Esta nueva Ley define a la seguridad interior como la condición que proporciona el Estado mexicano para salvaguardar la permanencia y continuidad de sus órdenes de gobierno así como el desarrollo nacional mediante el mantenimiento del orden constitucional, el Estado de Derecho y la gobernabilidad democrática en todo el territorio nacional.

Las modificaciones fueron a 9 artículos y la adición de un quinto transitorio, que se aprobaron integrarlas al texto del dictamen con 74 votos a favor y 28 en contra.

 

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