Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, afirmó que pese a la pandemia por Covid-19, la violencia y la "inédita virulencia" del discurso contras las autoridades electorales, el Instituto salió fortalecido y aumentó su credibilidad tras el proceso electoral 2020-2021.
“El INE llegó a las elecciones con un trabajoso respaldo de la credibilidad ciudadana, trabajoso en términos de su construcción; respaldo del 60 por ciento de la credibilidad ciudadana y salimos de las elecciones con el 71 por ciento de credibilidad”, enfatizó.
Al participar en el Foro Internacional: “Construyendo la Democracia del Siglo XXI” organizado por la Registraduría Nacional del Estado de Colombia refirió que el desarrollo de las elecciones 2020-2021 fue técnicamente impecable.
“Las elecciones del 6 de junio, que muchos de ustedes acompañaron como observadores internacionales, son impecables desde el punto de vista técnico y organizativo, así como desde el punto de vista de los desafíos que se enfrentaban: la pandemia, la violencia y la inédita virulencia del discurso contras las autoridades electorales, incluso desde el poder, que es lo que lo volvía inédito; lo digo sin medias tintas”, indicó.
En el panel, consideró que la credibilidad y la confiabilidad son la base de las instituciones electorales que no se puede perder ni erosionar.
Reforma electoral sólo si es estrictamente necesario
Durante su participación, Córdova Vianello habló de las reformas electorales y destacó que, éstas no van a resolver los grandes problemas que enfrentan los países de la región como pobreza, desigualdad, corrupción, impunidad e inseguridad, por lo que aseveró que para implementar cambios a las normas electorales se tiene que verificar que éstas sean para mejorar.
“Una reforma electoral tiene que emprenderse sólo siempre y cuando sea absolutamente idónea e indispensable, necesaria. Más en los tiempos y con los contextos con esas pulsiones autoritarias que estamos viendo en todas las regiones”, advirtió.
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En este sentido, precisó que las reformas electorales deben tener autonomía en su discusión, en su pertinencia e idoneidad y no en el contexto de una agenda mucho más amplia, porque se corre el riesgo de que, desde distintas posiciones políticas, la reforma electoral no sea discutida en sus méritos y sea utilizada como moneda de cambio.
“Que parta de diagnósticos reales, cuáles son los problemas que se quieren resolver, si no se tiene claro cuál es el problema que se quiere resolver, qué se quiere mejorar, pues no tiene sentido emprender una reforma porque se puede abrir la caja de Pandora”, agregó.