México está localizado en una zona donde existen algunas fallas sísmicas que provocan constantes movimientos telúricos.
La intensidad de estos desplazamientos suelen variar, algunos incluso son imperceptibles, sin embargo, la tierra está en constante movimiento.
En la Ciudad de México, por ejemplo, en los últimos años, los microsismos han sido cada vez más perceptibles por los capitalinos, estos fenómenos no provocan que las alertas sísmicas de activen, sin embargo, las personas los perciben como un “jalón” muy rápido y fuerte.
Aunque es fácil catalogar como un sismo a cualquier movimiento telúrico, es importante mencionar que existen diferencias dependiendo de la magnitud, a continuación te explicamos cuál es..
¿Qué es un microsismo?
Un microsismo es un movimiento con magnitudes menores a 3, que se registra cerca de la superficie terrestre, de acuerdo con el Instituto de Geofísica de la UNAM.
No suelen tener réplicas sino que son eventos únicos y provienen de una misma falla geológica. Aunque, la magnitud de los microsismos es relativamente baja, se sienten potentes pues su origen se da a pocos kilómetros de profundidad en la tierra.
"Los microsismos se siente tan fuertes porque se están presentando debajo de la zona dónde se reportan los movimientos, la distancia es muy pequeña, tiene aproximadamente dos o tres kilómetros de profundidad", así lo explicó Luis Quintanar Robles, investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM a El Sol de México.
¿Qué es un sismo?
Por otro lado, el Centro Nacional de Prevención de Desastres indica que los sismos o temblores son vibraciones de varios tipos de ondas que se propagan en el interior o en la superficie de la Tierra.
Se originan en la litosfera, que tiene un espesor hasta de 100 km y está fragmentada en grandes porciones llamadas placas tectónicas.
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Cuando se mueven las placas hay fricción y eso impide su desplazamiento, sin embargo, si los movimientos son más fuertes que la resistencia de las rocas, ocurre una liberación de energía repentina que produce finalmente los terremotos.
Los sismos tienen dos tipos de movimientos: oscilatorios y trepidatorios, no obstante, según el Servicio Sismológico Nacional (SSN), un temblor presenta los dos tipos en cualquier evento natural.
“Las ondas sísmicas se propagan en todas direcciones, provocando el movimiento del suelo tanto en forma horizontal como vertical. En los lugares cercanos al epicentro (…)se dice que el movimiento es trepidatorio. Sin embargo, al ir viajando, las componentes de las ondas sísmicas se atenúan y al llegar a un suelo blando(...) las componentes horizontales se amplifican y se dice que el movimiento es oscilatorio”, indica el SNN.