"Es que el Movimiento Estudiantil de 1968 dio y da frutos. Positivos unos. Otros, no tanto. Está muy vivo. Debe estudiársele con profunda seriedad y serenidad. Explicarlo. Y evitar que fuerzas oficiales -la inteligencia militar en primer término- manipulen a jóvenes que año tras año, cada 2 de octubre se lanzan a la calle a escandalizar y dañar con la bandera del Movimiento del 68. Así lo desprestigian y reducen. Ando en los 73 años. Desde hace 50 vivo bajo su guía", confesó el científico Gilberto Guevara Niebla destacadísimo dirigente del histórico acontecimiento.
Hacía mucho frío el pasado 23 de agosto. Casi se tiritaba en la oficina del INEE que ocupa Guevara Niebla. Muy abrigado -una cachucha gris le protegía la cabeza- ofreció café y agua. Observó la carátula de su libro: La libertad nunca se olvida. Y:
Ya presos en Lecumberri, Luis González de Alba, Raúl Álvarez Garín, Miguel Eduardo Valle, el Búho y yo decidimos dar forma a lo que habíamos vivido. Escribimos. Más tarde le di forma. Tiempo muy duro. ¡La cárcel es la cárcel! -afirmó muy estremecido. Desde luego que esa experiencia me marcó. Todo aquello fue muy traumático. Salí de ese periodo muy atormentado. Con sentimientos de culpa que me duraron años. Trabajo y estudio me sacaron adelante. Obtuve el beneficio de becas y estudié en el extranjero. Desde hace 47 años enseño Filosofía de la educación.
A las claras exhibía el educador la molestia que le provocaba recordar los días vividos el vertiginoso verano de 1968.
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- ¿Qué es lo positivo del movimiento?
“El despertar a la democracia de la sociedad mexicana. Se abandonó el viejo régimen autoritario. Se avanzó hacia un nuevo orden político de libertad, tolerancia, pluralidad. Ocurrieron cambios que cristalizaron en nuevas disposiciones legales. La LOPPE (Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales). Jesús Reyes Heroles inició la cadena de cambios. Aparecieron nuevas fuerzas políticas. Se apreció una nueva arena política. Se legitimaron actores políticos antes excluidos. Como el Partido Comunista Mexicano. En fin”.
-¿Y lo negativo?
“Que aquí no se dio la transición. No ocurrió. Aquí el ciudadano no supo -no sabe- en que consiste la "transición" mexicana. No la comprende, pues. Yo no veo que nos movamos hacia la democracia. Los cambios aquí ocurridos sólo involucran muy parcialmente a la sociedad.
“No se vivió en México la "transición" que ocurrió en España. Allá, a la muerte de Franco -1975- se inician grandes cambios. Que originan el Pacto de la Moncloa. Una nueva constitución. Se borra la dictadura. Aquí no la había. Autoritarismo, sí. Aquí se daba cierto juego. Había elecciones. Y partidos... ¡aunque siempre dominaba el oficial! Aquí no se cerró un capítulo. Y no apareció tampoco uno nuevo".
Fenómeno que trajo como consecuencia que en el juego político de nuestros días haya gran competencia electoral...¡Con una pobre educación ciudadana para la Democracia! Sí -reafirmó Gilberto Guevara Niebla- el ciudadano no la percibe. Ahí está la encuesta del Laboratorio Latinoamericano de la Democracia. Revela que: "Más del 50 por ciento de los mexicanos confiesan ser escépticos ante el régimen democrático. Escasea, no es bastante nuestra cultura democrática. Nuestra cultura política es muy pobre".
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Exprimía su memoria Guevara Niebla. Desarrollaba un fatigoso -doloroso, quizá- esfuerzo. Cavilaba durante varios minutos sus respuestas. Las corregía; enmendaba. Miraba las palmas de sus manos. Como si buscara -y hallara- ahí líneas a su relato.
- ¿Cómo era usted en 1968?
"Un estudiante de 23 años -repuso rápidamente. Terminaba mi carrera. Biología. Mis conocimientos de política eran muy limitados. Estaba la influencia de condiscípulos. La UNAM vivía intensa discusión. Marxismo. Yo había pertenecido a la Juventud Comunista. En 68 ya no.
"Era el ambiente -comentó risueño. Era la época. Hoy no. En 68 convergían intensos cambios culturales. Mudaban medios y costumbres. Apareció la píldora anticonceptiva. Y los Beatles. Martin Luther King. La Primavera de Praga. El Mayo de Francia. Y estaba Vietnam. La Guerra Fría ¡Uf! Cambiaban los paradigmas. La juventud vivía intensas inquietudes. Estaba la rebelión de los jóvenes. El rechazo a la estructura familiar. Se cuestionó la autoridad paterna. Tiempo de desacuerdo generacional”.
Luego Guevara Niebla opinó:
"La democracia ha decepcionado. Tiene un déficit. Es que la democracia no va asociada a la resolución de las necesidades de la sociedad. Las económicas, digo. Y por su parte, la Economía no acarrea justicia social. No se da el crecimiento económico.
"Época complicada la que vivimos de 30 años acá. 30 años de globalización. Integración de las economías nacionales a un todo. Neoliberalismo: Mercado para el desarrollo. Ideas que se extendieron por gran parte del mundo. Veo -resumió- que la democracia ha fallado. Y también la globalización y el neoliberalismo. Urge un cambio de concepción de la democracia. De la economía".
- ¿Cuál fue el momento más luminoso del Movimiento Estudiantil del 68?
"El que yo recuerdo con enorme satisfacción fue el que viví el 27 de agosto en el Zócalo. Fue un gran mitin. Caía ya la noche y miles de muchachos hicieron de sus periódicos bellas antorchas. ¡Qué espectáculo. Y luego se cantó el Himno Nacional".
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Cesó la evocación. Educador. Editor de publicaciones sobre el tema. Su visión:
"La Revolución Mexicana conoció un ciclo glorioso en su educación pública. Conoció exitoso apogeo entre 1935 y hasta 1965. Esa fue una “época de oro" de la educación nacida de la Revolución. Contenía mística, doctrina.
"Es que la Revolución transformó a México. Desencadenó grandes fuerzas sociales. El campo produjo...Tanto, a tal grado que la industrialización nacional hubiera sido imposible sin la pujanza del campo. Reforma Agraria que hizo un campo productivo. Arranque de la Escuela Rural. País autosuficiente. Hasta 1966 éramos ricos en alimentos. Maíz, frijol, calabaza -lo que comemos- muy barato. Y salarios bajos. Se sobrevivía. Se acumuló capital. Fruto del campo".
Gilberto Guevara Niebla accede a mejorar la iluminación de su oficina. Para que Laura Lovera equilibre luces. Mira con preocupación la esfera de su reloj. "Me tengo que ir", dice. Tiempo de una pregunta. La última:
- ¿Valió la pena?
"Difícil hacer un saldo. Hoy me siento bien. Tranquilo, creativo. Trabajo mucho. Me gusta lo que hago. Y me interesa contribuir al progreso de mi país. Estoy en la educación.
- ¿Cómo contempla el proceso educativo?
"Vamos bien. Con errores, vamos. Nuestro país hace cosas muy interesantes en este apartado. Vamos a mejorar. Estaré en temas de equidad educativa. Hoy las tareas son muy distintas a las que enfrentó Jaime Torres Bodet con su Plan de once años. Es otro tiempo."
Y nos dijo adiós el infatigable Gilberto Guevara Niebla.