En promedio, cada día 70 niñas y niños han solicitado refugio en México para evitar ser deportados a sus países de origen, donde la pobreza y la violencia no les ofrecen un futuro prometedor.
De acuerdo con datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), del 1 de enero al 31 de julio de este año, 15 mil 229 menores solicitaron asilo en nuestro país. La cifra es casi el doble a los registrados en el mismo periodo de 2020, cuando un total de ocho mil 169 niñas y niños pidieron quedarse en México.
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La mayoría de los infantes no acompañados provienen de Honduras, seguidos de Guatemala, El Salvador, Venezuela y Haití.
La lista de menores acompañados también la encabeza Honduras con siete mil siete, aunque la Comar registra un incremento inusual de niños chilenos (mil 707), haitianos (mil 17), salvadoreños (990) y brasileños (989).
La mayoría de estos niños (11 mil 122), aguardan en Tapachula, Chiapas, respuesta a su solicitud de refugio. La Ciudad de México, Tabasco, Baja California y Veracruz son otras de las entidades que concentran a la población de menores migrantes que solicitaron refugio en nuestro país.
De acuerdo con un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los protocolos de migración adoptados por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador han provocado un aumento en el número de niños migrantes varados en las zonas fronterizas, además de restringir el acceso de los menores a la seguridad y la protección internacional.
Estos factores, destaca el informe, tienen profundas consecuencias para los niños, muchos de los cuales no disponen de opciones seguras para escapar de la violencia y la extorsión en sus países de origen, así como para buscar protección o reunirse con sus familiares en el extranjero.
“Los nuevos acuerdos de cooperación que se han firmado entre México y Estados Unidos significan esencialmente que los niños que son desplazados en la región se verán obligados a buscar protección en los países del norte de América Central. Sin embargo, debido a la delincuencia organizada y a la violencia, muchas zonas de estos países son inseguras incluso para los propios niños que viven allí, sin mencionar a los que llegan de otros lugares”, destaca la ONU.
“Los efectos combinados de los Protocolos de Protección de Migrantes y los nuevos acuerdos de cooperación en materia de asilo están dejando a los niños en una situación de gran riesgo”, añade.
El martes pasado El Sol de México publicó que la frontera entre Chiapas y Guatemala se ha convertido en el nuevo muro para impedir el paso de migrantes indocumentados hacia Estados Unidos, al duplicar en los primeros siete meses del año las deportaciones de centroamericanos, principalmente guatemaltecos, de los cuales un porcentaje importante son menores.
De acuerdo con Pablo Pérez, titular de la Cátedra Elías Landsmanas Dymensztejn- Anáhuac, los niños migrantes no acompañados piden refugio al ser ésta la única opción para que consigan permanecer más tiempo en México ante la incapacidad del gobierno para brindarles una migración segura y ordenada.
En entrevista con este diario, advirtió que los pronósticos sobre el incremento de la migración de menores, tras el relajamiento de las medidas sanitarias por la pandemia de Covid-19, han vuelto a desbordarse lo que, aunado a las nuevas políticas como las deportaciones exprés a través de las cuales Estados Unidos envía en aviones a la frontera sur de México a los migrantes para ser devueltos a sus países de origen, provocarán que las solicitudes de refugio por parte de los niños y de los migrantes en general, sigan en aumento.
“México está jugando un papel bastante delicado ante la incapacidad de operar otro tipo de medidas, por lo que el aumento de solicitudes de refugio lo que demuestra es que México dejó de ser un país sólo de tránsito para convertirse en uno de destino de migrantes”, afirmó Aidé Mendoza Flores, asistente de Investigación de la misma cátedra.