Culiacán.- Cada día 15 de mes, desde hace tres años, Griselda Triana publica un mensaje en su cuenta de Facebook. Le escribe a su esposo Javier Valdez Cárdenas.
Le habla cómo es vivir con su ausencia, cómo va el derrotero de las investigaciones, esas que siguen inconclusas y hablan de lo ocurrido aquel 15 de mayo del 2017, cuando fue asesinado a las afueras del semanario Ríodoce.
Al cumplirse este viernes mil 96 días del crimen del destacado reportero sinaloense, una de las plumas más reconocidas por su contribución al registro periodístico de la tragedia contemporánea que ha significado la violencia del narco, la exigencia de justicia permanece y escala a un nivel más alto ante las inconsistencias que ha dejado la investigación ministerial, con un sentenciado, otro más en espera de juicio y un tercero bajo petición de extradición.
Con sus escritos, Griselda Triana, madre de los hijos de Javier, busca mantener viva su memoria. Por eso le habla, le susurra, grita la injusticia que corre contra él, su compañero de vida. En cada mensaje cuenta los meses, los días, en los que el sistema de justicia le ha impedido continuar del todo; sin embargo, el amor que siente por su compañero sigue siendo el mismo que le impulsa a seguir para que el crimen se aclare y se castigue a los verdaderos responsables.
Javier, el padre amoroso
Para Triana, Javier era como padre de familia amoroso, dedicado, consentidor y preocupado por el contexto de violencia que se vive en el estado y el país. Siempre le hablaba a sus hijos del riesgo que es vivir en Sinaloa.
“Cuando mis hijos fueron creciendo y percibían un poco más los riesgos del trabajo periodístico de su papá, él directamente habló con ellos y del peligro que representaba ser periodista”, cuenta Griselda en entrevista con El Sol de Sinaloa.
Era el padre que conocía a los amigos de sus hijos y trataba de hacerles pasar un rato más ameno, recuerda: Valdez realizaba carne asada para ellos y desayuno a sus hijos todos los días antes de ir a la escuela.
La comunicación en el seno familiar siempre fue lo más importante, por ello sus hijos, Tania y Francisco, podían hablarle libremente, sin temas tabú.
“Nuestros hijos sabían que un día podían matar a su papá”, expresa Griselda Triana, con ese tono grave pues Javier muchas veces le dijo lo mismo.
Todos los viernes, Valdez Cárdenas acudía a casa de sus padres cargando en sus manos una bolsa con pan, para ellos y ante los ojos de los familiares cercanos era un buen hijo. Hoy es otro viernes en que no llegará a comer.
“Lo extrañan siempre, pero en particular los viernes, día en que acudía a comer a la casa de su mamá. Javier siempre llegaba con una bolsa con pan para tomar con café después de la comida. Siempre lo esperaba los viernes”, relata Griselda.
Nuestro amor por ti nos impulsa a seguir exigiendo que tu crimen se aclare y se castigue a los perpetradores
Griselda Triana, Esposa de Javier Valdez
“No lo dejen solo”
Su hijo menor, Fran, le recuerda como el padre amoroso, como el humano que vivió la mitad del siglo luchando por él y luchando por los demás, convirtiéndose en la persona que más le motivó, en su ejemplo de vida, recordando en sus redes sociales a Javier como un hombre que siempre hizo lo que quiso.
“Eres la persona que más me ha motivado, tal vez seamos muy diferentes, pero eres el mejor ejemplo que tengo en mi vida, porque siempre hiciste lo que quisiste, lograste lo que muchos quisieron, te desvelaste, lloraste, cantaste, bailaste, sonreíste en momentos tan turbios de tu vida. Ahora estás en paz, y es lo que yo quiero para ti”, escribió Francisco semanas después del artero crimen.
Asimismo, cuando la situación recientemente había sucedido llamó a la familia, amigos, colegas y conocidos a no dejar solo a Javier Valdez y a continuar en esta lucha de exigencia de justicia, hoy en el tercer aniversario el mundo periodístico sigue en pie de lucha para que los responsables del asesinato sean castigados.
La memoria de sus amigos
Javier Valdez es conocido por sus amigos como una persona solidaria que sabía escuchar, que se dejaba querer y que empatizaba con las víctimas del crimen organizado; por ello narraba sus historias tanto como periodista como escritor de una manera humana donde le ponía rostro a las víctimas.
“Javier era para mí una persona entrañable. Lo conocí también en su vida personal: como pareja de Gris y como papá de Tania y Fran. Me mostró, antes de publicarlo, su primer libro, De azoteas y olvidos. Fue un hombre muy solidario, su asesinato debe ser esclarecido y todos los culpables deben ser juzgados”, manifestó Dina Drijalva, escritora y maestra de Leytras en la UAS, quien conoció al periodista cuando trabaja en el área de cultura en la televisión y se convirtieron en amigos que compartían lecturas y vivencias.
Hay amigos con los que dejó pendientes un café, una cerveza o una charla, preguntándose también de dónde Javier sacaba tiempo para todos sus seres queridos, puesto que afirman nunca haber dejado plantado a uno.
“Era un ser humano increíble, siempre tenía escucha atenta para quienes le rodeábamos, no sé de donde sacaba tiempo para sentarse y escucharte hablar. Además era súper divertido”, cuenta Karla Galindo, amiga de Javier Valdez.
Para Juan Velediaz, director de esta casa editorial, Valdez vive por las características que lo describían, como compa, solidario, amigo, con afecto y como ser humano: “era un ser humano extremadamente solidario, Javier le extendía la mano aunque ni lo conociera y terminara decepcionado”.
Asimismo, recuerda lo afectuoso que fue con su familia, con sus hijos y con su esposa Griselda Triana, mencionando, también que Javier es una de las memorias vivas profundas que tiene el periodismo contemporáneo en México por cómo planteó la violencia dentro y fuera del estado del lugar donde siempre vivió: Culiacán.
“Es un ejemplo para las jóvenes generaciones de cómo tenemos que ser frente a nuestro entorno, con nuestra sociedad, pero sobre todo con el compromiso de estar siempre con las personas que lo necesiten y que fueren ser beneficiarias en nuestro labor, como con las personas con familiares desaparecidos, que han perdido seres queridos por motivos de violentos”.
¿Quién era Javier Valdez?
Más allá de ser el periodista sinaloense reconocido por su valentía y gran labor, Javier era un ser humano que disfrutaba pasar el tiempo con su familia y amigos, gozando de la música de Joaquín Sabina y Real de Catorce, en ocasiones las de Vicente Fernández. Sobre todo si apuraba un buen güisqui.
Fue un reportero en tiempos violentos. Es autor de media docena de libros de crónica: De azoteas y olvidos, Miss Narco, Los Morros del narco, Levantones, Malayerba, Con una granada en la boca y Narcoperiodismo, su última produccción.
Desde los años 90 ejerció el periodismo. Fue fundador de Ríodoce y corresponsal del diario La Jornada. A menudo era buscado en la cantina El Guayabo para platicar y hablar de la vida.
“Nuestro amor por ti nos impulsa a seguir exigiendo que tu crimen se aclare y se castigue a los perpetradores”: Griselda Triana, viuda de Javier Valdez.
Es un ejemplo para las jóvenes generaciones de cómo tenemos que ser frente a nuestro entorno
Juan Veledíaz
Juicio emtramprado por la pandemia
Con una sentencia incompleta en contra de uno de los responsables materiales, con un juicio pendiente en contra de otro y con una petición de extradición para presentar a Dámaso López Serrano, El Mini Lic, ante la justicia mexicana, la justicia en el caso Javier Valdez Cárdenas se ha quedado a medias, desdibujada ante la gran impunidad que representa silenciar a periodistas en uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el oficio.
El pasado 27 de febrero, Heriberto P, alias El Koala, admitió ante el Juez Federal de Culiacán haber conducido el Nissan Versa color gris que se usó para interceptar y asesinar al periodista fundador del semanario Ríodoce. Como él no habría disparado y aceptó un procedimiento abreviado, el juez le impuso una sentencia de apenas 14 años de prisión.
Esto fue visto como un pequeño avance en la búsqueda de plena justicia por parte de la familia de Valdez Cárdenas, ya que El Koala se declaró culpable, pero no accedió a contar los hechos en los que se vio implicado. Fue sentenciado, pero no contó “la verdad”.
Por su parte, el segundo imputado -y que sí habría disparado contra el también escritor-, Juan Francisco, El Quillo, se negó a negociar una condena como lo hiciera su primo Heriberto, por lo que solicitó a través de su representante legal irse a juicio. La audiencia del 25 de marzo pasado se suspendió debido a la epidemia por coronavirus y hasta la fecha está pendiente.
Ante esto, el fiscal Ricardo Sánchez del Pozo, titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Contra la Libertad de Expresión de la FGR, señaló que todavía se encuentran en pláticas con El Quillo para declarse culpable en un procedimiento abreviado. Todo está en que Juan Francisco solicitó desde un principio la misma sentencia que su primo: 14 años, cosa que le ha sido negada debido a que él tuvo un mayor grado de participación en los hechos.
Para obtener un beneficio de reducción, la FEADLE ha puesto de condición que El Quillo declare en contra de Dámaso López Serrano, a quien dos testigos protegidos lo señalaron de ser el autor intelectual del crimen de Javier Valdez. En las declaraciones de los dos ex trabajadores del Mini Lic, se lee que éste se habría molestado por las publicaciones del periodista, en donde hablaba sobre él y su padre, El Licenciado.
Según ellos, El Mini Lic los buscó para matar a Javier por un pago de 100 mil pesos, pero se negaron, por lo que López Serrano le encargó a la célula de El Quillo cumplir la orden. Por esto, El Koala, El Quillo y El Diablo (asesinado en San Luis Río Colorado en 2017) recibieron en pago no los 100 mil pesos, sino una pistola con el nombre de los Dámaso grabado en las cachas.
La FEADLE, hasta el momento, no ha presentado estas evidencias; menos la unidad Nissan Versa, la cual habría sido quemada. Dentro de la larga carpeta de investigación, abundan los testigos protegidos y llamadas interceptadas a los presuntos responsables.
Desde enero que se dio a conocer que la FGR consiguió la orden de aprehensión en contra de El Mini Lic, a través de los canales legales se hizo la solicitud de extradición a Sinaloa. López Serrano, en una carta enviada al semanario Ríodoce, señaló que él no mandó matar al periodista. El fiscal declaró recientemente que traer a Dámaso ante el juez de la causa, será más complejo, debido a que primero debe concluir sus procesos judiciales en Estados Unidos.
El Mini Lic ya se declaró culpable en California. Sigue en prisión, pero a toda costa busca beneficios para salir bien librado testificando contra ex socios del Cártel de Sinaloa. Ya rindió testimonio contra Jesús Raúl Beltrán León, El Chuy Raúl, cuñado de Alfredo Guzmán Salazar, hijo del Chapo. La última vez, las autoridades estadounidenses lo cambiaron de prisión por supuestas amenazas en su contra. La FEADLE prevé que sea largo el litigio para traerlo a Sinaloa y que responda por el homicidio del laureado periodista sinaloense.
EXTRADICIÓN PENDIENTE
Hasta la fecha la FGR cabildea con el Departamento de Justicia americano la extradición de Dámaso López Núñez.
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Son los años que recibió de sentencia hasta ahora el único de los dos implicados en el crimen procesado.