El pasado 8 de octubre se cumplió el primer año del Entendimiento Bicentenario sobre Seguridad, Salud Pública y Comunidades Seguras. Se trata de un instrumento negociado entre Ciudad de México y Washington, a fin de dar respuesta conjunta a una problemática compartida –a primera vista una perogrullada, pero es que lo conjunto y lo compartido no siempre vienen aparejados en la relación bilateral México-Estados Unidos.
Por tal motivo, y como parte del esfuerzo del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI) de generar conocimiento estratégico en 31 unidades temáticas, la Unidad de Estudio y Reflexión sobre Cumplimiento de la Ley, Cooperación en Seguridad y Delincuencia Organizada Transnacional convocó a diversas personas en el ámbito del gobierno y la academia, a fin de realizar un balance del primer año de vida de este mecanismo de cooperación bilateral que sustituyó a la Iniciativa Mérida.
Este primer esfuerzo lleva por nombre: “A un año del Entendimiento Bicentenario: entre la negociación, la política y la estrategia”. El título enmarca la necesidad de analizar el Entendimiento Bicentenario desde una perspectiva multidimensional –política, diplomática, militar e institucional–, estratégica –es decir, con implicaciones de política pública– y prospectiva –identificar principales retos y oportunidades hacia el futuro.
Con independencia del intercambio plural que se genere en este espacio en torno al Entendimiento Bicentenario, considero importante señalar el error en el que frecuentemente incurrimos al confundir la formulación de política (policy, no politics) con la estrategia. La política se trata de un conjunto de prioridades y lineamientos –incluso de una visión y valores– que establece un gobierno en turno, con el propósito de alcanzar –o acercarse cada vez más– al interés nacional de un Estado. En este sentido, al Entendimiento Bicentenario hay que leerlo como un documento de política con una virtud mayor: que haya sido un planteamiento conjunto, producto de dos Estados, con el propósito de resguardar la seguridad de una región. De ahí la necesidad de hacer un corte de caja a un año de este instrumento.
A este primer ejercicio le seguirá un segundo, en la forma de un policy brief. Por ello, conformará un documento que contenga propuestas de política pública en torno a la cooperación México-Estados Unidos en materia de seguridad.
En este sentido, agradezco al COMEXI el apoyo brindado a esta Unidad de Estudio y Reflexión, pues da testimonio de una genuina política de puertas abiertas para con la sociedad mexicana. Asimismo, es importante hacer una especial mención a la Coordinación de Opinión de la Organización Editorial Mexicana, particularmente a El Sol de México, por albergar esta primera iniciativa y compartir la necesidad de debatir sobre temas de la mayor relevancia para nuestro país. Apreciable lector, deseamos que esta primera serie de artículos sea de su interés y, quizás acaso más importante, propicie un mayor intercambio de ideas en torno al tema.
*Coordinador de la Unidad de Estudio y Reflexión sobre Cumplimiento de la Ley, Cooperación en Seguridad y Delincuencia Organizada Transnacional. Consultor en riesgo político y seguridad.