“Presidente” fue ayer la palabra más pronunciada en México. No sólo en el ámbito oficial, sino también en las calles. La toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador como jefe del Ejecutivo sacó a la gente a las calles y se podían contar por miles. Seguidores del tabasqueño afuera de su domicilio particular, seguidores frente a la Cámara de Diputados, en el Zócalo y sus calles aledañas, en Bellas Artes.
El cerco policiaco fue más de palabra, ya que si bien había presencia de policías federales en las calles aledañas al Zócalo y elementos de la Secretaría de Seguridad Pública en un perímetro más amplio, no hizo falta poner filtros de revisión y ni puntos de control de acceso a la Plaza de la Constitución, pues el comportamiento de los simpatizantes del presidente fue calmado, sí festivo, pero también pacífico.
En las entrecalles del primer cuadro de la capital había camionetas y camiones de la Policía Federal. Consultados sobre el comportamiento de los asistentes señalaron que fue ejemplar y que no hizo falta intervención alguna.
La Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) marchó a temprana hora del Ángel de la Independencia al Hemiciclo a Juárez para exigir al presidente que cumpla con su promesa de cancelar la reforma educativa y advertirle que pese al voto de confianza, estarán vigilantes de su administración.
Desde la explanada del Palacio de Bellas Artes -que hace seis años fue escenario de enfrentamientos entre anarquistas y policías capitalinos- decenas de personas, en su mayoría adultos mayores, siguieron con atención el primer discurso de López Obrador como presidente de México.
El corredor peatonal de Madero sirvió como de una entradas principales al festival cultural con motivo del inicio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Cómo si de un concierto se tratase la venta de banderas con la imagen del nuevo presidente, así como muñecos que aludían a su figura eran vendidos desde 10 hasta 100 pesos.
A la Plaza de la Constitución llegaron simpatizantes de López Obrador desde diversas entidades del país, quienes arribaron en cientos de autobuses que quedaron estacionados en calles aledañas y avenidas como Paseo de la Reforma, Hidalgo, Valerio Trujano y San Cosme. También acudieron de Coacalco, Tultitlán, Texcoco y Ecatepec, del Estado de México.