El endurecimiento de la política migratoria en México no sólo ha provocado una oleada de deportaciones desde la frontera sur, sino que además ha disparado el número de solicitudes de refugio como una alternativa de los indocumentados para quedarse en nuestro país.
De acuerdo con cifras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), tras el acuerdo alcanzado, el 8 de junio, entre los gobiernos de México y Estados Unidos para detener la inmigración, seis mil 825 migrantes han solicitado asilo, tres veces más al número que lo hicieron en el mismo periodo de 2018, cuando solo dos mil 25 personas pidieron refugio en nuestro país.
La mayor cantidad de solicitudes han sido presentadas en Chipas, donde cientos de migrantes y trasladados a estaciones migratorias aguardan una respuesta a su solicitud de asilo o de ser devueltos a su país de origen.
En tan sólo siete meses desde que arrancara la administración de Andrés Manuel López Obrador, el número de migrantes deportados pasó de seis mil 373 en diciembre de 2018 a 21 mil 912 durante junio pasado, según cifras del Instituto Nacional de Migración. Lo que representa además un incremento del 200 por ciento respecto a los indocumentados deportados en junio de 2018, cuando se devolvieron a sus naciones a un total de siete mil 752 migrantes, en su mayoría provenientes de Centroamérica.
Un estudio elaborado por la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) destaca que los incrementos tanto en las deportaciones como en las solicitudes de asilo evidencian que nuestro país se ha convertido en una “barrera de contención” para la migración ilegal hacia la Unión Americana que el año pasado enfrentó una crisis humanitaria por la llegada de más de 40 mil menores no acompañados, provenientes principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador.
Es evidente, afirma el estudio, que las medidas de seguridad implementadas por el actual gobierno en la frontera sur de México, como el despliegue de seis mil soldados de la Guardia Nacional, para detener y deportar a miles de migrantes, ante las demandas del gobierno estadounidense de Donald Trump, han retenido el paso de indocumentados centroamericanos a la frontera norte, lo que, sin embargo, no significa que la migración haya disminuido.
WOLA destaca, incluso, que México ha aplicado en los últimos tres meses una “política de deportación masiva”, devolviendo a sus países a más migrantes que son procedentes del llamado Triángulo Norte de América Central, que la Unión Americana.
“Percibimos un endurecimiento de la seguridad en la frontera sur sin precedentes, prácticamente México ha conseguido sellar su límite con Guatemala con equipo y personal que sólo veíamos en la frontera entre Estados Unidos y México, se han implementado patrullajes permanentes e inspecciones que antes no veíamos, las detenciones en las estaciones migratorias se han triplicado en los últimos meses”, dijo por su parte Alonso Hernández,
coordinador de la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (Redodem), que tiene su sede en Guatemala.