Al paso que va México, pasarán al menos 40 años en lo que los más pobres tengan lo suficiente para poder adquirir una canasta básica cada mes.
De acuerdo con las mediciones del Coneval, la pobreza por ingresos es aquella condición en la que la población no tiene los suficientes recursos económicos para adquirir una canasta básica alimentaria y no alimentaria, que asciende a los 3 mil pesos cada mes.
Al momento, existen 61 millones de mexicanos debajo de esta línea mínima de ingresos, lo que representa el 48.8 por ciento de la población total.
Por ejemplo, aún existen mexicanos que sólo perciben 671 pesos mensualmente y que corresponden al decil más bajo de la población. En este caso en específico, del 2008 al 2018, se registró una tasa de crecimiento de su ingreso anual promedio de 3.7 por ciento.
Considerando este crecimiento, y en el estimado que se mantenga constante, será hasta la década del 2060 en que se observe al último mexicano sin los ingresos suficientes para adquirir los bienes y servicios más básicos para una vida digna.
UN LARGO TRECHO
En la construcción de la canasta básica no alimentaria se consideran los alimentos mínimos indispensables para una nutrición adecuada, como leche, huevo y tortillas, pero además a los servicios más básicos como el transporte, la educación y la salud.
Existen 14 estados de la República donde más de la mitad de su población no tiene recursos suficientes para adquirir estos bienes y servicios.
En Chiapas, Guerrero y Oaxaca, por ejemplo, esta proporción supera al 69 por ciento de sus habitantes. En números brutos, el Estado de México encabeza la lista, pues ahí viven nueve millones de personas en pobreza por ingresos. En contraparte, Nuevo León y las dos Baja Californias presentan los niveles más bajos de esta problemática.
En el documento “El Fracaso. Reporte especial sobre los resultados del gobierno de México frente al Hambre y la Pobreza”, la ONG Acción Ciudadana Frente a la pobreza consideró que no se ha logrado la generación de empleos con ingresos suficientes para la subsistencia.
Por ejemplo, actualmente el 20 por ciento de las personas ocupadas en México perciben menos de un salario mínimo.Hace diez años esta proporción era del 12 por ciento.
Al analizar las fuentes de ingresos de los deciles más pobres de México, se observa un mayor peso del trabajo independiente –asociado a la informalidad–, las transferencias en especie y de dinero por parte de organismos gubernamentales, así como de donativos provenientes de otros hogares.
Del otro lado del espectro, en los hogares de mayor ingreso, el trabajo formal, las pensiones y jubilaciones, así como los ingresos por renta de la propiedad, ocupan un lugar mucho más preponderante que en los segmentos más necesitados.
En el campo de la política social, Acción Ciudadana Frente a la Pobreza refirió que existen “deficiencias serias de origen desde el diseño, el problema público no está bien definido y los objetivos están dispersos y mal planteados.
Se mantuvo la fragmentación y dispersión de mini programas y crecieron otros, pero sin resultados y opacos”.
PROGRAMAS SIN RESULTADO
En su última evaluación de la pobreza, el Coneval informó que, pese a avances en materias como la reducción de la pobreza extrema, el 60 por ciento de los programas sociales del gobierno mexicano han tenido resultados insuficientes a la realidad que enfrentan.
Según el secretario ejecutivo del Coneval, José Nabor Cruz Marcelo, “parece haber, en el grueso de las variables, una tendencia de estancamiento. Si bien hay reducciones en algunas de las carencias, como cobertura de salud o rezago educativo, en las demás mantenemos un rezago, hay un estancamiento importante”.
En respuesta a los resultados del Coneval, el presidente Andrés Manuel López Obrador destacó el perfil asistencialista de su gobierno y refirió que se han canalizado 300 mil millones de pesos para programas de Bienestar hacia la población en pobreza.
Según organismos internacionales como la OCDE, México ha obtenido resultados magros en el combate a la pobreza debido a la reducida tasa de crecimiento de la economía y la desigual distribución de los ingresos, con amplios sectores de la población en la informalidad, caracterizada por salarios bajos, nula protección social y baja productividad.
Con un crecimiento del PIB a tasa anual del 0.3 por ciento en lo que va de 2019, este es el peor arranque de año para la economía mexicana desde 2009, cuando la crisis mundial. Según el gobierno de López Obrador, las acciones de desarrollo social, empleo joven e inventivo a la inversión corregirán el rumbo.