Uno de los estragos que ha dejado la crisis sanitaria por Covid-19 ha sido la inseguridad alimentaria, pues de acuerdo con la Encuesta Nacional SARS-COV-2, realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), 21 por ciento de las familias mexicanas disminuyó la cantidad de alimentos que acostumbraba a consumir argumentando la falta de recursos.
El estudio encontró que 31.6 por ciento de las personas encuestadas manifestó haber tenido alguna preocupación porque los alimentos se terminaran en sus respectivas casas y 27 por ciento afirmó que tuvo poca variedad de suministros en sus alacenas.
Cabe destacar que más de 90 por ciento de los que manifestaron vivir alguna de las experiencias descritas anteriormente, lo atribuyeron a la pandemia del coronavirus (Covid-19), principalmente a la falta de dinero o recursos a partir de la Jornada de Sana Distancia.
En el cuestionario que se realizó vía telefónica a mil 73 adultos mexicanos de 20 años y más, 50 por ciento mencionó que durante el encierro consumió comida chatarra como bebidas endulzadas, dulces y botanas y tan solo 28 por ciento contestó que hizo al menos una hora de ejercicio durante la cuarentena. En cuanto a la diversidad de la dieta, más de 90 por ciento de la muestra de adultos consumieron (uno o más días de la semana) cereales, frutas y verduras frescas, carnes huevo, leguminosas, lácteos, aceites y condimentos café o té.
Mientras que los grupos de alimentos con menor porcentaje de consumidores fueron las frutas y verduras industrializadas (empaquetadas, congeladas, enlatadas) con 18 por ciento y 31 por ciento, en forma respectiva.
La encuesta conocida como ENSARSCOV-2 que se levantó entre el 11 y el 30 de mayo del 2020, dio cuenta que el 63.4 por ciento de las y los mexicanos señaló que, durante el confinamiento, algún miembro del hogar tuvo una disminución en sus ingresos económicos.