En los primeros cuatro años de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, desertaron dos mil 778 elementos del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicana, lo que hace un promedio de 13 integrantes por semana.
Esta cifra es menor respecto a las deserciones registradas, en el mismo periodo, en las administraciones del priista Enrique Peña Nieto, con cinco mil 655 casos; y en la de Felipe Calderón Hinojosa (PAN), con 37 mil 30 bajas de este tipo.
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Así se desprende de las estadísticas del personal dado de baja por diferentes motivos de la Sedena revisadas por El Sol de México, en las que se detalla que la mayoría de las deserciones corresponden a elementos de tropa, como soldados, cabos y sargentos segundos.
Cuestionada a través de la Plataforma Nacional de Transparencia sobre cuántos elementos han sido sancionados por desertar de sus filas, —lo cual no detalla en sus estadísticas—, la Sedena aseguró no contar con dicha información y argumentó que “no es necesaria para los trabajos que se realizan en esta dependencia”.
La institución, a cargo del general Luis Cresencio Sandoval González, también dijo desconocer el sexo de los uniformados dados de baja por deserción, en dónde estaban adscritos y en qué parte de la República se encontraban desplegados cuando decidieron finalizar sus labores.
De acuerdo con el glosario de la Sedena, la deserción es el “abandono del deber” por parte de un integrante de las Fuerzas Armadas, lo que puede ocurrir en diferentes modalidades durante los tiempos de paz o de guerra, y “va desde una deserción por faltar sin impedimento justificado por tres días consecutivos a las listas de diana y retreta (...) a la deserción por abandono de plaza, deserción al extranjero, entre otras”.
Dicha falta se castiga con base en el Código de Justicia Militar, a lo largo de 20 artículos, entre el 255 y 275, en el que se prevén sanciones de entre dos meses de prisión, en un cuartel o buque, hasta de 60 años de prisión si la falta se comete frente a un enemigo.
Javier Oliva Posada, especialista en seguridad y académico de la UNAM, aseguró que este tipo de castigos pocas veces se ejerce en contra del personal militar desertor, pues si cumple con su primer contrato de cuatro años de servicio, después de este periodo suele perdonarse la falta.
Respecto al porqué el personal de tropa suele abandonar las filas militares, dijo que la razón más común es la movilidad profesional de los cabos, soldados y sargentos segundos, debido a que cuentan con una constante capacitación para desarrollar tareas técnicas, por lo que empresas de transportes, automotrices y de aviación suelen reclutarlos con un mejor sueldo que el ofrecido por la institución castrense.
“Esto ocurre básicamente por un asunto de movilidad profesional, es decir, al pertenecer a las jerarquías de tropa tienen muchas más ofertas de trabajo. Hay un aspecto que se valora muy poco que esl a capacitación en el Ejército, la Armada o la Fuerza Aérea de conductores, que traen 50 personas con neblina a las 3:00 de la mañana en la carretera, es decir, son conductores expertos que saben de mecánica; llegan los gerentes de ADO a las unidades de transporte del Ejército y los reclutan”, detalló.
El entonces subsecretario de la Defensa Nacional en la administración de Calderón Hinojosa, Tomás Ángeles Dahuahare, explicó en una reunión con senadores que el fenómeno de la deserción de militares, –que acumulaba 100 mil hasta 2008— “era resultado de la falta de adaptación al medio castrense, los bajos sueldos ante propuestas de trabajo, en donde supuestamente obtendrían una mejor remuneración económica, así como diversas actividades que originan periodos prolongados de ausencia en la familia”, pero, dijo, que no impactan en la seguridad nacional.
En entrevista con este diario, el especialista Oliva Posada atribuyó a la ramificación de labores que asignó el presidente López Obrador al Ejército la menor deserción de militares, pues ahora los elementos no solo participan en tareas de seguridad, sino en la construcción de obras, como ocurrió con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el Tren Maya y el Corredor Interoceánico Istmo de Tehuantepec, estos últimos proyectos en curso.
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López Obrador también encomendó a los militares construir las sucursales del Banco del Bienestar y los cuarteles de la Guardia Nacional, el resguardo y la distribución de las vacunas contra Covid-19, la remodelación de hospitales, el apoyo a programas sociales, como Sembrando Vida, y la entrega de fertilizantes, entre otras labores.
El Sol de México también preguntó a la Guardia Nacional el número de efectivos que fueron dados de baja por deserción, no obstante, el cuerpo de seguridad, a cargo de David Córdova Campos, respondió que no existe esta figura, mientras que la Secretaría de Marina tiene sus datos desactualizados, toda vez que en sus datos públicos solo registra bajas entre enero y septiembre de 2022, lapso en el quesumaban 371.